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Vuelta a Granada

Al asistente de Clos Gómez le llovió del cielo un paraguazo que le abrió el pómulo. El colegiado principal del partido Granada-Mallorca decidió suspender el encuentro a la vista de los acontecimientos con 2-1 en el marcador. Ya en los vestuarios tiró del ordenador para redactar el acta y contar las cosas como sucedieron desde el punto de vista deportivo. Ese es el documento que llega al Comité de Competición sobre el que juzgan, después de analizar el contenido, los tres miembros responsables de administrar justicia.


A resultas de todo ello han decidido que la media hora que faltaba para concluir la contienda deberá disputarse a puerta cerrada en Los Cármenes con la única presencia de los directivos de los dos clubes, el personal técnico y auxiliar de los mismos y los representantes acreditados de los medios de comunicación escritos y audiovisuales, pudiendo continuar su retransmisión.

Como el viaje desde Palma a Granada de toda la expedición cuesta una pasta, también le obligan al equipo andaluz a hacerse cargo del coste del desplazamiento. Le ponen además una multa de seis mil euros y le aperciben con el cierre del estadio.

Paralelamente, la policía realiza sus gestiones respecto a los hechos. Se comenta en los informes que el suceso es más fortuito que intencionado por lo que cambian las consecuencias y tal vez la sanción.

El club andaluz se encuentra a la espera de que la Fiscalía de Menores archive definitivamente el caso para incluirlo en su recurso como confirmación oficial de la justicia ordinaria de que el paraguazo fue un hecho fortuito.

Por supuesto, los dirigentes granadinos no están de acuerdo con la sanción y recurren porque entienden que el comité ha hecho caso omiso de estos informes atendiendo sólo al documento arbitral. Lo que parecía un suceso de enormes dimensiones se diluye pese a la primera sentencia.

 

 

Iñaki de Mujika