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¡Besa el nabo!

El seleccionador Vicente del Bosque anda por estos pagos para recibir la insignia de oro del fútbol guipuzcoano que le ha sido concedida por la federación en reconocimiento a sus méritos deportivos. Desde que consiguió el Mundial de Sudáfrica no ha parado de recoger premios, reconocimientos y presentes.

Supongo que en su casa ya no caben más regalos. El técnico salmantino convive con placas, insignias, diplomas, grandes cruces, trofeos, banderines, fotos, cuadros, título nobiliario de marqués y un doctorado honoris causa. Vamos, una retahíla de gratitudes por culpa de aquel gol de Iniesta que otorgó a España el campeonato del mundo.

Pero de todos los actos protocolarios, sin duda, el que más llamó la atención surgió en Asturias. En Foz de Morcín, pequeño pueblecito, vive instalada la Hermandad de Amigos de los Nabos. Con motivo de uno de sus capítulos el entrenador charro fue nombrado cofrade de honor, recibiendo el nabo de oro. Ante la atenta mirada del respetable que se dio cita en el protocolario acto del pasado enero, bajó del cielo un pedazo de nabo enorme al que el entrenador, agarrándolo con las dos manos, dio un ósculo después de escuchar de todos los presentes el juramento pertinente: "Besa el nabo".

Se supone que en la mesa vasca de una sociedad gastronómica este mediodía no se servirá nabo, sino pescadito y otras viandas. Ignoro si en esa comida se sentará Philippe Montanier, que también es responsable de la preparación de un equipo como la Real Sociedad, que desde anoche (no sé por cuánto tiempo) anda metida en la disputa de la Copa, ese torneo en el que hacemos el ridículo desde hace un par de décadas.

La visita del Granada no era especialmente glamurosa. Los andaluces ya habían pasado por Anoeta este año y su cartel no es atractivo. Tampoco la hora señalada de las nueve de la noche parece idónea y mucho menos en trece y martes. "Ni te cases, ni te embarques", dice el refrán. El míster francés se embarcó con una alineación poco habitual, con tiempo y espacio para los menos reconfortados por sus decisiones. Apostaba por Zubikarai. Volvía De la Bella en la izquierda con Cadamuro estrenando esta vez lateral derecho, además de Llorente. Los demás, más o menos habituales con Ifrán, Pardo y Ansotegi, previsiblemente disgustados por su ausencia en el once titular.

Que la Real salió más enchufada que su oponente lo confirmaron los iniciales goles de Griezmann y Xabi Prieto. Los que llegaron tarde o hacían cola en el bar para comprar bocadillo debieron pensar que el luminoso estaba afectado por el viento sur, porque alguno para cuando ocupó la silla se había perdido dos tantos. Luego, vinieron las paradas brillantes de Eñaut, la entrada de Pardo y el descanso con la sensación de que el partido iba de más a menos.

Ya en el segundo tiempo, un nuevo tanto del ayer capitán constituía una ventaja gratificante para afrontar la vuelta en Los Cármenes la semana próxima. Pero, como tantas otras veces, la bajada de guardia, la menor tensión, propició un tanto de Geijo que dejaba las cosas mucho menos claras. Con Ifrán en el campo llegó su gol. Agarró el nabo por las hojas cumplido el minuto 90 subiendo el cuarto al luminoso de Anoeta donde la eliminatoria, salvo catástrofe que no esperamos, quedaba sentenciada.

Iñaki de Mujika