La Plaza de la Trinidad es uno de los rincones más entrañables de la Parte Vieja donostiarra. En el acceso a la misma se encuentra el Restaurante Txuleta que es un recinto acogedor, con una carta tradicional y muy buen producto. Esas son las bases sobre las que refuerza Ander Esarte el proyecto que actualmente le ocupa. Vayas cuando vayas, siempre están ocupadas las mesas y en los días señalados es imposible encontrar una vacía.
Un jueves de enero, siete días antes de la Tamborrada donostiarra, hacemos un programa de radio en mesa redonda. Con los micrófonos delante se sientan Eli Pînedo (jugadora de balonmano en Bera Bera y medalla de bronce en el Mundial de Brasil), Joseba Ibargutxi (jugador de basket en el azpeitiarra Iraurgi), Ander Zelaia (remero de Hondarribia), Juanma Gárate (ciclista de Rabobank) y Asier Illarramendi (jugador de la Real Sociedad que se recupera de una operación de menisco). Personas con vivencias suficientes como para llenar varios programas. Deportistas así hacen fácil el trabajo y además ayudan a reflexionar sobre los desequilibrios entre unas y otras modalidades.
Da mucha alegría comprobar cómo se relacionan unos con otros, cuando en la mayor parte de los casos no han coincidido nunca ni se conocen. Es un placer ser testigo de las conversaciones cruzadas de unos y otros, con total naturalidad y con la atención puesta en lo que cuentan. Los entrenamientos, las horas que meten, los sacrificios, la ilusión, los resultados, la competición, el valor del vestuario, los técnicos, los retos personales…constituyen argumentos suficientes para llamar la atención de todos. Y también los estudios, la formación individual, el futuro.
De eso hablamos cuando los micrófonos se cierran y llega el ruido de platos, cubiertos, vasos y viandas. Ander Esarte se sentó en la mesa para contarnos el menú largo con el que nos íbamos a poner las botas. Con lo que ahora te cuento coincidirás que en una boda no se come tanto: Micuit hecho en casa, Jamón de Jabugo con pan tomate, Gambas a la plancha, Revuelto de hongos (estupendísimo), Sopa de pescado a la donostiarra, Txangurro al horno, y luego a elegir (pescado o carne). Por la mesa han desfilado, según los gustos, Txuleta de viejo, Solomillo a la parrilla y Chipirones a la plancha. Popurrí de postres (leche frita, helado, tarta y canutillos de barquillo). Agua, un buen tinto y café bien cargado!.
Tres horas después de iniciar esta degustación nos levantamos de la mesa. Paseando entre calles en la fría tarde nos despedimos. Dentro de una semana, con motivo de la izada de la bandera donostiarra la noche víspera de su patrón todo estará intransitable sin quietud, ni calma.
En la terraza del Txuleta se sentarán ese día otras personas con otro ambiente más ruidoso y festivo y disfrutarán a su manera. Es la vida de un restaurante que abre la puerta, espera y atiende a sus clientes. La primera vez quienes me enseñaron el camino de esta casa fueron las buenas gentes de Joggers, la firma de ropa deportiva, con quienes disfruté igual que ahora de una mesa formidable.
Restaurante Txuleta. Plaza de la Trinidad, 2. 20003 San Sebastián. Tfno: 943 441007
www.txuletarestaurante.com