Una copa en apuros

La copa anda por tiempos. Y no me refiero a la de fútbol que está en sus momentos más calientes, ni tampoco a la que se le cayó a Sergio Ramos desde lo alto de un autobús descapotable. La que no encuentra un sitio en el que caerse muerta es la de balonmano. Ocho equipos están clasificados por méritos propios, siempre que uno de ellos sea el organizador. En caso contrario, es decir, que uno de los no situados en los primeros ochos puestos de la general organizase el evento, serían los siete primeros de la general.

Da igual, porque a falta de un mes para que se dispute el trofeo no hay ciudad sede. Se especuló que San Fernando en Cádiz acogía el evento, pero al final han desistido. Antes y después se han probado otras opciones, pero tampoco. Las condiciones que Asobal exige no están, por lo visto, al alcance de los municipios que pudieran sentirse interesados en organizarla. Las arcas andan como andan y la liquidez se ha convertido en utopía y con la que cae no estiman que estas inversiones sean prioritarias.

Así las cosas, el panorama está interesante por no decir caótico. Falta saber cómo, dónde y cuándo, que es lo mismo que decir todo. Al balonmano le está salpicando la realidad. Anda todavía sin cerrar del todo las sedes del Mundial del año que viene. De lo que iba a ser, el torneo del AVE, porque las ciudades sede iban a estar unidas por ese tren, se ha pasado al "por favor" de localidades que incluso no disponen de ferrocarril. Antes los alcaldes se pegaban por estos eventos, por entregar trofeos, salir en las fotos y presumir de ciudad, ahora…

Hace un año, concedieron la organización a una ciudad cuyo equipo está en la "B", con lo que conllevó ver a un club de categoría menor peleando con los grandes y quedando eliminado a las primeras de cambio. Para ello debieron cambiar el reglamento por un año. Tal vez ahora, vuelvan a necesitar otra componenda, salvo que finalmente Torrevieja sea capaz de resolver los problemas para encargarse de un torneo que está pasando por apuros.