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Entre el filete y el solomillo, peras…

Esta gracia de poner los partidos los lunes por la noche te deja descuadrado el fin de semana, porque se rompen las rutinas habituales de la organización personal con la que uno convive desde hace décadas. A base de esperar y esperar, todo se hace eterno. Pensando en el diseño de este artículo, di vueltas al famoso solomillo, a ese que decían que estaba relleno con clembuterol, tratando de encontrar una pista que seguir. Y hete aquí que más que solomillo encontré un filete.

A veces se ponen de moda frases hechas, giros, modismos que están en boca de todos y que con el paso del tiempo desaparecen sin dejar rastro. En tiempos jóvenes, las relaciones de pareja en sus inicios, una noche loca, un calentón, terminaban siempre en filete. Es decir, que cuando aquel con aquella, o aquella con aquel, se embravecían, magreaban, se ponían rojos, subían la temperatura "dándose un filete". Y os aseguro que entonces nadie se preocupaba si la vaca era suiza, frisona o pirenaica. De ahí no se pasaba, porque bajar a las profundidades era misión imposible.

Obviamente, de juventud nos queda poco. Ignoro si a estas horas, les garçons y les demoiselles, cuando se meten en faena, a lo que entonces también era darse un lote, lo siguen relacionando con la ternera. Me temo que no, porque han corrido tanto que lo que entonces constituía un logro, hazaña, conquista, ahora es un ligero estornudo. Y lo que antes era utopía, ahora es como comprar una barra de pan. Los tiempos adelantan que es una barbaridad.

In illo tempore, cuando los chavales se iban de excursión con la ikastola, se llevaban una mochilita con un bocadillo de tortilla de patatas y otro de filete con huevo y pan rallado, que la cursilería derivó en "escalope milanesa", como si quisiera elevarlo a las alturas de la gastronomía de postín. Así que dándole vueltas a las cosas, pensando en carne, sobre las siete de la tarde se hizo oficial que Elustondo estaba lesionado y que Illarramendi le sustituía en la lista de convocados. Traca. Un de repente inesperado que echaba por tierra las conjeturas previas de la alineación realista. El mutrikuarra dijo entre semana que no estaba todavía. El de Beasain que estaba preparado para jugar. Resultante: ¡Murphy, empanao!

Tampoco sabíamos mucho de los planes de Míchel. De entrada se dejó a orilla del Guadalquivir dos piezas de museo. Spahic y Medel se liaron a guantadas en medio del fragor de una sesión preparatoria. Luego anunció una lista con gente de nivel y Kanouté, que contra la Real se multiplica por tres. Traté de diseñar sobre la pizarra de transmisión las posibles formaciones de ambos equipos. En los andaluces me sobraban atacantes. Así que cuando se hizo público el parto de los montes de ambos vestuarios, no moví mucho el bigote. Solución racional, con Rubén Pardo de nuevo titular y jugando muy bien el primer tiempo, ofreciendo pases cortos y largos.

Los andaluces no arriesgaron mucho. Prácticamente en el primer periodo Claudio Bravo apenas tuvo que intervenir, mientras que Palop, titular por la fiebre de Varas, salvó los muebles en un remate de Vela que debió ser gol tras la mejor jugada de los realistas en la primera mitad. Los 30 minutos iniciales fueron somnolientos para los 18.000 que acudieron a Anoeta y para los que siguieron la cita desde casa. Pero los encuentros son siempre de dos tiempos.

Suponíamos que en la reanudación pasaría algo si es que alguno de los conjuntos se decidía a buscar la victoria con más ahínco. Con los mismos protagonistas, la Real fue más y mejor sin que los hispalenses dieran mayores señales de vida. El gol de Vela decantó aún más la tendencia. Aprovechó un balón de Xabi Prieto para romperle las gafas al marcador. Luego llegaría la guinda al pastel de Rubén Pardo, que dio muestras suficientes de confianza en sus posibilidades. Le pegó con ganas y eficacia al balón que valía un segundo tanto, la tranquilidad y los tres puntos que se necesitaban para espantar dudas. Por eso, cuando le sustituyeron se llevó merecidos aplausos.

Hace muchos años, un entrenador guipuzcoano le dijo a su presidente: "Si no podemos comer carne y pescado, comamos una sola cosa. Si es pescado, que sea merluza. Si carne, solomillo". Le faltó el postre. Habiendo peras de Rincón de Soto… Y peros. Se lo pongo al míster que debería cuidar un poco algunas decisiones con jugadores que no son debutantes. Por ejemplo, la de sacar a Joseba Llorente un minuto. Es mejor dejarle sentado en el banquillo de Anoeta que hacerle pasar un bochorno.

Iñaki de Mujika