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La copa de la canasta

A lo que parece en el baloncesto no existe el "villarato", o nadie habla de él. Tal vez sea porque el Real Madrid ganó el domingo la Copa del Rey. Lo hizo veinte años después de lograr su último trofeo. Allí superó al Joventut en una final en la que Joe Arlauckas fue elegido MVP. Ahora, pasado el tiempo, el norteamericano sigue en la faena como comentarista de televisión y los badaloneses distan de ser el equipazo de antaño. Los tiempos.


El triunfo de los madridistas llega de la mano del técnico vitoriano Pablo Laso que refuerza su trayectoria como entrenador ante la bestia negra de su equipo en su primera temporada en el banquillo blanco. Laso había conseguido el entorchado como jugador pero es la primera vez como responsable del banquillo. El Barça, favorito, fue a perder la final en su ciudad y ante su público.

En esa guerra de ambas entidades por consolidarse, con los dos presidentes en el palco, el Madrid logra un título que se le resistía y su jugador Sergio Llull, elegido como el mejor jugador. El junto a Carroll pusieron el listón inalcanzable para sus rivales.

Por cierto, en esta final las aficiones, los jugadores y sus técnicos han demostrado que la rivalidad existe, pero que se puede convivir con ella. Sin una mala palabra, sin un mal gesto, sin ningún incidente, el Madrid gana en Barcelona. Y escribo esto por el enorme trajín que se están trayendo con la elección para la final de la copa de fútbol.

En medio de las euforias del vencedor, queda para el recuerdo el debut de Gipuzkoa Basket, presente por primera vez en esta competición y el Baskonia que estiró sus opciones hasta donde fue posible. A unos y a otros les queda camino por andar esta temporada, retos y objetivos. Pese a no llegar a la final, ni disponer de opciones de victoria, ambos han dado la cara.

 

 

Iñaki de Mujika