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Gazpacho que no repita, por favor

Este calor me mata y no sé qué inventarme para pasar el mal trago. De entrada, llevo varios días sin encender un fuego en la cocina para evitar que la casa se caliente. Si abro la puerta parece que entra el infierno. Dicho lo cual, confieso que me estoy comiendo ensaladas de todos los colores, ingredientes y tamaños.

La nevera está llena de zumos. Tomate, “bio de legumes” que los compro en Francia y está riquisimo. Me lo recomendó Elena Ponte a quien encontré haciendo la compra más allá del Bidasoa. Recordando tiempos lejanos decidí meterme en camisa de once varas y “fabricar” un gazpacho, sabiendo que no debía llevar pepinillos porque repiten que te mueres. Bueno, los pepinillos, el ajo, el pimiento, la cebolla o todo mezclado por culpa del vinagre. Al final, todo el día rumiando.

La cesta de la compra exige tomates maduros (un kilo) , una cebolla, un pimiento verde, dos dientes de ajo, un pepino (si no lo pones no pasa nada), una hermosa chorrotada de aceite de oliva, 2 cucharadas de vinagre suave (si quieres, tres), un poco de pimienta y sal.

Busco en internet una fórmula para no equivocarme. Elijo ésta:

Cortar los tomates en trozos grandes, y ponerlos en un bol. Añadir la cebolla cortada en cuatro trozos, los ajos aplastados con el canto de un cuchillo y el pimiento despepitado . Añadir el aceite, el vinagre, sal y pimienta negra. Remover, tapar y dejar madurar en la nevera durante 24 horas.

Sacar la cebolla, el ajo y el pimiento y estrujarlos con la mano para que suelten algo de jugo sobre el gazpacho (también se pueden poner sobre un colador y aplastarlos). Triturar el tomate y pasarlo por el chino (si no se tiene, por el pasapurés, para eliminar las pepitas y la piel). Si es necesario, volver a ligar con la batidora, un chorrito de aceite y un poco de agua si está muy espeso. Probar y corregir de vinagre, sal y pimienta.

Leo otras recetas que añaden pan y demás, pero no sé si merece la pena. Si lo intentas, seguro que repites porque como está frío en la nevera se bebe en cualquier momento del día. Llena y no te agobia. Reconozco que el salmorejo cordobés que probé por primera vez en la plaza de La Corredera junto a Jorge Cortés y en medio de una tormenta maravillosa, me cautiva más. Y es que por encima se le echan unas virutitas de jamón!

Iñaki de Mujika