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El humo de los Farias y Voltigeurs

Érase una vez un deporte llamado fútbol que se jugaba los domingos por la tarde en el horario que la luz solar (nadie más) imponía. El más corto y duro invierno anunciaba los encuentros a las tres y media de la tarde. Entonces se iba a misa de doce, se tomaban los calamares de aperitivo y se comía pronto. Los mayores remataban con el café de puchero y los niños remataban la bandeja de pasteles. A las tres salíamos de casa camino del campo, oliendo la calle a Farias o Voltigeurs, porque entonces al menos dejaban fumar y el humo era consustancial a las tribunas.

Entonces la televisión era en blanco y negro, al tiempo que los estadios no disponían de iluminación artificial. El progreso llegó con los focos y gracias a ellos los sábados por la tarde se ofrecía un partido en abierto. Los futbolistas que formaban parte de nuestra colección de cromos eran ya de carne y hueso.

Las cinco de la tarde se consagraron como costumbre y se convirtieron en el horario aceptado por la mayoría que lo agradeció para hacer más largas las sobremesas y las cabezaditas de sofá. El tiempo ha ido mutando la realidad hasta convertirla en desconocida. Desde las siete del viernes en Miranda de Ebro hasta la una de la madrugada del martes en Zaragoza se ha disputado la primera jornada de liga en Primera y Segunda. Es decir, más de tres días para competir cuando antes todo se liquidaba en un par de horas.

Los aficionados han puesto el grito en el cielo, porque no hay quien resista el ajetreo. Las televisiones necesitan recaudar para hacer frente a sus compromisos con los clubes. Agotado el mercado nacional, la inyección económica debe llegar desde el extranjero con la compra de encuentros atractivos por las operadoras internacionales que pueden llevar el Rayo-Granada a Taiwan o un Zaragoza-Valladolid a tierras del Maharajá de Kapurthala.

Mientras tanto, la feligresía entusiasta protesta desde la grada. Los asientos en la primera jornada no se han ocupado ni en la mitad del aforo. Entre que estamos en agosto y hace un calor que te mueres, el inicio de la liga ha sido bastante pobre. Ni fichajes de relumbrón, ni cuerpos preparados para la alta competición. Ya no dejan fumar y si lo haces es en pipa. Por el cabreo. En agosto a la una de la madrugada, te entra mejor un gin-tonic que una jugada de estrategia.

Iñaki de Mujika