Llega el derby entre nubes y claros. La Real y el Athletic se enfrentan por primera vez en la temporada sin que sus proyectos estén claramente definidos. Quizás se miden demasiado pronto. Incluso, hasta última hora, los rojiblancos han podido reforzar su plantilla, porque la salida de Javi Martínez les concedió un periodo de gracia que no han querido aprovechar para contratar a nadie. Ni por ahí se ha movido un poco el barco.
Los dos conjuntos no van boyantes en la liga. Sus números no sonrojan pero tampoco cautivan, de ahí que los aficionados parezcan más fríos ante la cita del sábado que en ocasiones precedentes. No se llenará Anoeta. Hace un año se palpaba más la pasión, quizás porque el Athletic llegaba en situación complicada y se dudaba de la idoneidad de Bielsa.
Fue precisamente en Anoeta en donde el argentino encontró el camino imparable hacia el éxito. La Real siguió el suyo, fiable en su cancha y muy pobre lejos de ella. De los de Montanier se espera más, porque la gente cree que hay equipo de garantías para alcanzar mejores cotas. Se ha encontrado con el inconveniente de la lesión de Bravo que otorgará a Zubikarai la oportunidad de confirmarse ante su gente,
El Athletic ansía los goles de Llorente mientras Adúriz no falla. Si el referente en ataque funciona, las cosas son más fáciles, aunque los rojiblancos son el equipo más goleado del campeonato. Amorebieta saldrá por Ekiza para poner orden en el desatino y apagar a la vanguardia local.
Espero un partido de temores. ¿Por qué?, porque ninguno quiere perder. La derrota dejará bastante tocado al que salga maltrecho del lance, en tanto que quien gane cogerá aire. Suele suceder. El miedo guarda la viña, salvo en los minutos desesperados, esos en los que tantas veces aparece la marcha heroica.
Bielsa es fiel a su estilo como Montanier al suyo, pero los planes y las estrategias quedan bien en vídeos y pizarras. De cualquier modo, son siempre los futbolistas quienes hacen buenos o malos los planteamientos. El Athletic parece más maduro en ese escalafón, pero los realistas se aferran en casa a sus valores. Quien imponga su ley se llevará el partido. Los pequeños detalles jugarán también su papel. Lo dijo Xabi Castillo en su comparecencia y no le quito la razón.