El Bidasoa va a tratar de recuperar el escalón perdido. El año en que celebra su cincuenta aniversario se encuentra a dos partidos de volver a ser equipo Asobal, es decir, conjunto de primer nivel, aunque éste ahora haya bajado considerablemente respecto del tiempo en el que militaban los irundarras. Han pasado muchos años desde entonces para conseguir disputar por primera vez el play-off de ascenso.
En este tiempo, el club ha tratado de aminorar su déficit, recortando gastos al máximo y tratando de generar ingresos con los que paliar su maltrecha economía. Viejas fórmulas que siguen valiendo para momentos como éste. En la mayor parte del deporte, el valor de las plantillas es el que ha disparado las diferencias entre haber y debe.
Bidasoa tiró de cantera y de geografía para competir con jugadores de casa, jóvenes y con futuro. Hasta ahora le valió para asegurar la categoría y apuntalar la entidad sobre la que en algún momento pesó la posibilidad de desaparición. Aguantó como pudo y tiró adelante.
Esta temporada puso el proyecto deportivo en manos de Fernando Bolea, exjugador del club en la época gloriosa y entrenador con suficiente recorrido como para obtener rendimiento y llevar al equipo hasta posiciones de privilegio. Todo ha sucedido en la segunda vuelta, con ocho victorias consecutivas que le condujeron hasta el tercer puesto de la clasificación final.
Ello le permite organizar en su feudo el play-off de ascenso ante directos rivales con los que ha mantenido el pulso de la competición. El Teucro pontevedrés será el rival en semifinales. Si logra el triunfo, se jugará el ascenso frente al equipo que sobreviva de la otra eliminatoria entre Alcobendas y Puente Genil.
Hondarribia e Irún acogen las dos jornadas. El público ha vuelto a recuperar sensaciones perdidas. En las últimas fechas, creyendo que todo era posible, le ofreció su apoyo indiscutible y este fin de semana lo reforzará con sendos llenos si se llega al encuentro decisivo.
Otra cosa, caso de ascender, será comprobar si el club tiene capacidad de competir con los mejores, si el presupuesto que sea capaz de elaborar responde a las necesidades mínimas que Asobal exige. Pero esas preguntas deberán hacerse después de la fase. Incluso, aún perdiendo el ascenso directo, pudiera llegar la opción vía despachos. Algunos clubes que hoy existen dejarán de hacerlo, o renunciarán a la categoría por economía imposible.