A falta de mayores entretenimientos, la prensa deportiva se desvive por encontrar la noticia oculta que haga saltar por los aires el trajín poco animado de cada día. Es decir, desde la contratación de Neymar por el Barça, aquí no ha movido ficha ni el tato y como se lee en las puertas del metro y autobuses: “Antes de entrar, dejen salir”.
Los clubes quieren quitarle lastre y muchos futbolistas aspiran o sueñan con un contrato en el extranjero que les permita seguir jugando, ganando una buena pasta y cobrándola, a ser posible sin sobresaltos.
Inglaterra parece El Dorado, aunque otros paises no dudan en incorporar futbolistas con talento. Por ejemplo, Joaquín que llega a Florencia procedente de Málaga, club que debe ajustarse a la realidad que le toca, más allá del jeque que le contempla y de la UEFA que le castiga.
Suena mucho Bale, al que el Tottenham le ha puesto precio, o las ofertas de quienes aspiran por él. Se habla de cien millones de euros como si llueve. Sesenta y seis más dicen que le costaría a Florentino Pérez la renovación de Cristiano aunque éste afirma que todo lo que se dice al respecto es falso.
Al tiempo, ha llegado a Mónaco, como hace no mucho a París, uno de esos multimillonarios que está fichando sin tregua y como aquello es un paraíso fiscal, el resto del continente futbolero se ha puesto en armas. No les gustan a los grandes clubes estas apariciones que tienen poco de marianas pero que alborotan y encarecen los mercados.
En cambio, los intermediarios están encantados porque ven una estupenda oportunidad de negocio. Es ahora, cuando se filtran rumores interesados para que salgan a la palestra muchos nombres por si alguno pica y hace realidad lo que a simple vista parece imposible. Si tienes dinero, te adjudican una legión. Si no pareces fuerte en finanzas, ni te mencionan. Basta seguir los medios para comprobarlo.
Aparece la madre de Cavani y dice que su hijo habla con el City y el Real Madrid. Aparece Di Campli, agente de Verratti y asegura que el Madrid está interesado. Aparece Vilas Boas y asegura que si Bale se va, él también. Y de paso pide a Villa para reforzar el plantel londinense que entrena. Podría seguir hasta el infinito.
En tiempos de crisis y precariedad, se habla de millones como churros y casi nadie se lleva las manos a la cabeza y se alborota.