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El pirata de la pata de palo…

Confieso que a los partidos oficiales del mes de agosto les tengo bastante paquete. En los tiempos racionales de este deporte (si alguna vez lo fueron) la liga concluía en mayo y se reanudaba en septiembre después de las regatas. Los meses de playa y olas servían para desconectar, porque ni había fichajes, ni traspasos galácticos, ni concentraciones en la diáspora, ni torneos televisados, ni nada que rompiera la paz de la feligresía. Llegabas a la primera jornada con hambre de juego y goles.

Ahora, cuando estás de chancletas, sombrero y gafas de sol, bermuditas y protección 50 te plantan un Getafe en Anoeta muy poco cautivador. Que me perdonen los azulones, pero no. Me niego a vivir invierno con tiempo tan soleado. Menos mal que en esta ocasión asomaba en el inmediato horizonte un partido de ringorrango que puede mejorar la autoestima de la plantilla, su propio valor, las arcas de la entidad y el prestigio general. Pasamos en un periodo relativamente corto de recorrer España en autobús, jugando a las cuatro esquinas (Ferrol, Huelva El Ejido y Girona), a pisar continente, hablar francés y movilizar a todas las huestes de adhesión inquebrantable.

A última hora, y hay que darle valor a la operación, se suma al proyecto un futbolista que ha querido venir. Ignoro si ganando o dejando de ganar. Valoro el hecho de su apuesta por un proyecto. Hace tiempo, charlando con Xabi Alonso, hablamos de este chico. “Es de los tuyos. Estudia psicología, lee una barbaridad y merece la pena. Te encantaría conocerle”. De esa charla cuando menos han pasado un par de años. Es el tiempo que le sigo con otra mirada. No sé si es bueno o no, si juega mejor de ancla o de enganche, si es un “box to box” o la quinta esencia del juego de posesión. Sé que es diferente.

En una entrevista deliciosa en la que se hablaba poco del balón, le preguntaban por el valor de los psicólogos en el fútbol, y la ansiedad de los jugadores que llegan a clubes de máxima exigencia a los que la situación muchas veces les puede. Recojo su respuesta porque nos ayudará a descubrirle: “Esos jugadores que has nombrado pasaron por situaciones de estrés que son muy habituales. El 95% de los futbolistas de alto nivel tienen esos problemas. Yo los he tenido muchas veces. Es natural, este es un deporte con mucha exigencia. Te exigen por todas partes. Además a los futbolistas también se les señala como iconos, como responsables de la educación de los niños. Y todo esto teniendo que rendir en el campo donde se nos permiten pocos fallos porque estamos a un nivel muy alto. Esta atmósfera crea una situación de estrés que en algunos casos estalla y en otros casos estalla un poco menos, pero todos tenemos esos problemas. Es muy raro que alguien no haya pasado por eso. No sólo por casos similares a los que citas, incluso se pueden padecer todos a la vez. Hay jugadores que han podido lidiar mejor con ello y otros que al final la situación ha terminado yendo muy lejos y su problema sale a la luz”

Convendrás que no es habitual encontrarte futbolistas que hagan pública una reflexión de semejante calado y que se atreva a decir sin problemas lo que muchas veces sienten. Una vez en el vestuario del Real Madrid, años antes de que él llegara, un psicólogo planteaba a los futbolistas recitar poesía en alto y con los pantalones bajados delante de todos los demás con el objetivo de humanizar y sentirse todos más iguales o cercanos.

Es difícil imaginar una Real por esos derroteros, pero al colectivo de jugadores se suma ahora un futbolista diferente, que sintoniza con Kafka, que se sabe al dedillo los cuentos de Carver y que recitaría de memoria sin leer el papel cualquiera de los poemas de Gil de Biedma. Incluso nos recomendaría tranquilamente “El hombre sin atributos” de Robert Musil y ofrecería un rato de agradable compañía tocando su inseparable guitarra. ¿Es o no es diferente?.

Quiso la coincidencia que su presencia se produjera ante el Getafe, uno de los equipos de su exitosa carrera. Ese era uno de los reclamos para que el partido, como te comentaba al principio, dispusiera de un puntito más de glamour y, tal vez, morbo. Arrasate le convocó el viernes para hacer grupo, sentirse pronto uno más y ver el partido desde el palco. Otra cosa hubiera sido precipitación. Llegará el momento en que salte al campo, disponga de oportunidades y enseñe el abanico de su juego. Nos basta que sea él mismo y sume. Eso sí, por muy pirata que sea, sin parche ni pata de palo.

Daba igual, porque los once que saltaron al terreno de juego se encargaron de recordar los tiempos recientes de eficacia con seis titulares distintos a los habituales de la pasada temporada, pero con Elustondo, algo así como un mariscal plagado de galones que ayer se ganó respeto como poco. Las miradas se dirigían al estilete ofensivo. Seferovic es versátil y si lo que viene enseñando desde su llegada se confirma en el camino será un indudable acierto su fichaje. Cuando “el bollo suizo” marcó el segundo, la grada se desmelenó en euforia porque veía cerca la victoria y la continuidad de los procesos anteriores.

Me alegro mucho por Jagoba Arrasate que tuvo a bien hacer debutar a un chico de la cantera, premiando la pretemporada de Gaztañaga y la actitud de Javi Ros, y dejando claro que no quiere más futbolistas que los que componen su plantel. Vivió con intensidad cada minuto del partido, hacia el interior, sin perder el paso, convencido de que es capaz de aportar un sello de distinción y mejora a la gente con la que convive.

 

 

 

 

Iñaki de Mujika