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La recámara de Titín

El pelotari riojano Titín y la empresa cuyos colores defiende, Aspe, han puesto fecha de caducidad a la vida deportiva del delantero, Será dentro de un año, que es el tiempo de duración del nuevo y definitivo contrato firmado entre las partes. Más allá de los 40, con centenares de partidos a sus espaldas, entiende el de Tricio que ha llegado el momento de poner punto y final a su carrera.

 

Eligió un hotel de Logroño para comunicarlo al mundo. Le acompañaban Fernando Vidarte, responsable de la empresa, que utilizó la palabra “gracias” para valorar lo que ha significado Titín para ellos, para el espectáculo y para la pelota. Por su parte, Inaxio Errandonea, gestor de la parte deportiva, valoró sobre todo la actitud ante los compromisos de cada día. Destacó la entrega, el arrojo y la competitividad en cada cita. Lo mismo en un pueblo perdido que en la final de un campeonato.

En una entrevista que mantuve con Rubén Beloki prácticamente calcó las palabras. El delantero formó parte con el zaguero navarro en el partido de despedida de éste. Lo ganaron en el Labrit, uno de los frontones emblemáticos de la pelota. Augusto Ibáñez, Titin, cumple con creces la virtud de quienes juegan cerca del frontis. Los llamados cuadros alegres se magnifican ante los remates, boleas, dejadas y ganchos que determinan la finalización de cada tanto.

Se sabe que este año disputará sólo dos campeonatos. El cuatro y medio individual y el mano por parejas. Suficiente para demostrar su valor competitivo y la preparación que exige dar el nivel requerido. Luego, se irá despidiendo del público por todos los pueblos y rincones hasta concluir en la feria matea del Adarraga dentro de un año, cuando el fervor popular le muestre su enorme cariño y él saque de la recámara todo el arsenal de pelotazos que guarda celosamente para las grandes ocasiones.

Titín pertenece a ese género de pelotaris irrepetible, porque se mezclan actitud, técnica, dominio del material y los espacios, imaginación, capacidad de superar las adversidades y cabeza, mucha cabeza, con la que dominar al enemigo y someterlo. Si a eso añades las emociones que contagian, encontrarás la figura de un deportista que pasa a los libros de historia de un deporte que ama.

Iñaki de Mujika