No suelo personalizar mucho en este comentario. Normalmente analizo situaciones y doy la opinión según me parece. Hoy, sin embargo, firmo una excepción. Sabes de sobra que si hay algo que me duele en el deporte son las lesiones graves de los chavales jóvenes que con toda la ilusión del mundo practican lo que más le gusta.
Por eso, quiero dedicar hoy estas líneas a Iñigo Ruiz de Galarreta. No he cruzado con él en mi vida una sola palabra. Posiblemente, no sabe ni que existo, pero me da mucha pena la grave lesión que le afecta. Un exjugador del Athletic al que aprecio, Javi González, escribía el pasado lunes en las redes sociales:
“Mucho animo Ruiz de Galarreta. 6 meses de baja por lesión de rodilla. Gran futbolista de nuestro Athletic del futuro, que el tiempo pase rápido”.
Inmediatamente compartí y retuiteé sus buenos deseos, porque más allá de las pasiones y de los sentimientos por los colores están las personas y Ruiz de Galarreta merece que le ayudemos a levantarse de nuevo. Él sabe lo duro que fue recuperarse de la lesión que hace dos años afectó a su pierna izquierda. Hizo lo imposible para volver a ser futbolista. Estaba ganando sitio y personalidad cedido en el Mirandés, hasta que este fin de semana, en la otra rodilla, volvió a sentir el chasquido de la gravedad.
Volver a empezar. Sabe cuál es el camino que debe seguir y lo mucho que debe poner de su parte para pisar de nuevo el césped y hacer lo que le gusta. Convertido en pieza importante del equipo de Gonzalo Arconada, mandaba y gobernaba en el medio centro, haciendo buen trabajo y demostrando capacidades. Líder de los suyos, hace poco que cumplió veinte años. Le queda tiempo de sobra para llegar a donde quiere aunque le parezca a esta hora imposible.
Todos los mensajes de apoyo de la gente que le quiere, además de su propia convicción, le devolverán a la causa y al reto por el que apostó.
Sucede muchas veces que los caminos son complicados y que las piedras del camino lo dificultan, pero la ilusión y la fuerza son de él y con ellas volverá a levantarse. Iñigo, lo deseo fervientemente.