elbeaterio.es

l boulevard de los sueños rotos

Partido treinta y dos de la presente temporada en el inicio de la segunda vuelta, es decir que estamos a ocho del total de cuantos el equipo disputó el pasado ejercicio. Treinta y ocho de liga y dos de copa suman cuarenta. Ahora llevamos acumulados, veinte de liga, ocho de Champions y cuatro de Copa. Nos quedan, cuando menos, dos más del torneo del K.O. y toda la segunda vuelta liguera. ¡Pasaremos con la gorra de cincuenta! 

Lo escribo para que la gente se anime a valorar lo que el grupo técnico y los jugadores están afrontando y resolviendo de la mejor manera posible. Más allá de los resultados y de las distintas lesiones y enfermedades que han aquejado al colectivo, el tránsito está siendo exigente porque se necesita ofrecer la mejor respuesta. Sin salir casi de uno, el siguiente espera. Tanto la condición física como la mental sufren una presión cuyas respuestas son variadas.

Ayer salimos como en los mejores tiempos, pusimos el marcador en franquía, dimos sensación de poderío hasta que entró a funcionar la máquina de cálculo. Llovía, el campo se fue poniendo cada vez peor y el terreno poco practicable. La resultante la conoces de sobra. El partido paso a ser unidireccional hacia los dominios de Bravo. Media hora más tarde de lograr Agirretxe sus goles, el Getafe ya había empatado y el meta chileno respondía además con unas acciones de mérito para evitar el zafarrancho.

No hace falta ser un adivino para comprobar que hay futbolistas agotados y que necesitan descanso. El entrenador, que casi es prestidigitador, sabe que del grupo se cayeron Illarramendi, Ifrán y Granero, por unas u otras razones y que la pérdida de esos valores a día de hoy, se sustituye por Seferovic, cargando de minutos al resto y ofreciendo oportunidad de compromiso a los jugadores del filial de los que se ha debido tirar más de lo recomendable. Gaztañaga. Zaldúa, Sangalli, más otros convocados, conocen esa realidad.

Entre otras cosas porque han pasado por camilla, más de lo esperado, Carlos Martínez, Mikel González, Alberto de la Bella, Elustondo, Dani Estrada, Agirretxe, Zurutuza…que se han perdido semanas sin disputar encuentros de competición. Demasiado peaje como para no estar pagando ahora la factura de los esfuerzos. Por eso, creo que ahora que estamos en el mercado de invierno y que se especula con posibles refuerzos, la necesidad está en dar aire a quien lo necesita. ¡Y son unos cuantos!.

No busco justificaciones al empate de Getafe, sino frialdad a la hora de encontrar razones por las que nos pasan estas cosas. Un punto fuera de casa se valora habitualmente de forma positiva. El de ayer es agridulce porque se alcanza después de desperdiciar una suculenta ventaja. Cuando los locales se quedaron con uno menos por la expulsión de Borja, la oportunidad de ganar se asenté en el horizonte, pero el equipo no pudo conquistarla.

Lo intentó, pero le faltaron fuerzas mentales para leer el partido y físicas, pese a los cambios, para doblegar a un rival que dio un paso atrás para atrincherarse y jugárselo todo a la carta de un posible contraataque o a la virtud en el remate de una acción a balón parado que afortunadamente no se produjo. Y como esto sigue y en diez días nos vamos a enfrentar a otros tres encuentros, no queda más que arrear y repartir esfuerzos, circunstancia que está poniendo a prueba las capacidades de todos. Por eso, el punto de ayer vale lo suyo aunque sepa a poco.

Añadamos a esto el valor de los testimonios. El último, la entrevista de Mikel Recalde a Rubén Pardo en este medio. El riojano concluyó la pasada temporada poco satisfecho con las oportunidades que le brindaba el técnico y se hacía preguntas. Ahora, resueltas las incógnitas, quiere escuchar propuestas para renovar contrato y quedarse los años que hagan falta. Se siente importante y convencido. Un eslabón más en los méritos del entrenador.

Rubén es un chaval en formación con absolutas responsabilidades. La semana pasada tenía la rodilla como un coladero. El jueves, en el partido de copa, ocupó plaza en el banquillo. Había que reservarlo para evitar riesgos y disponer de él en una cita como la de ayer, escenario complicado que nunca se nos dio bien salvo en el retorno a Primera cuando se goleó (0-4) en tiempos de Martín Lasarte.

Es hermoso que un jugador apueste por él y por la relación grupal como proyecto colectivo en el que se siente importante y a gusto. Esas realidades no se conjugan en tanteadores favorables ni en triunfos, pero ayudan. En el segundo tiempo de ayer, cuando era posible ponerse en ventaja, dispuso de un balón para mandarlo al fondo del portal de Moyá, pero no disfrutó con el derechazo que merecía premio. Tal vez a esta hora le esté dando vueltas a la jugada, pero no sé si merece mucho la pena ante el devenir del calendario.

Como quien dice, a la vuelta de la esquina se presenta una nueva oportunidad. El Racing de Santander, a dos partidos en una eliminatoria que superarla conduce a semifinales. Reto y oportunidad. La grada debe jugar su papel, precisamente por lo que comentaba de las fuerzas justitas. Los cántabros se han cargado al Sevilla y al Almería lejos de El Sardinero. Anoeta no debe constituir una oportunidad para ellos, ni un boulevard de sueños rotos, sino un desafío para los nuestros, aunque a esta hora les duela el alma y no sientan las piernas.

 

 

Iñaki de Mujika