La rueda de prensa de Moyes antes del partido frente al Levante se salió medio centímetro del carril habitual de preguntas y respuestas esperadas en las dos direcciones. Como estamos en fechas navideñas, donde cada cual apuesta por los buenos deseos, por mejorar la solidaridad, por los buenos propósitos, por hacer largas las sobremesas después de atiborrarte y por cantar villancicos, decidimos escribir cartas de petición a Papa Noel, a Olentzero, a los Reyes Magos o a la amona Margari.
Como cada sociedad apunta en una dirección, al entrenador de la Real le toca encomendarse a la generosidad de Santa Claus. Reconoció ante los periodistas que no había escrito la carta ni pedido nada en especial, pero sonrió, abrillantó sus ojos y se sonrojaron sus mofletes y aseguró que se había portado bien y que esperaba un buen regalo en enero. ¡Ay, picarón!
Sin decirlo parece claro que no haría ascos a un refuerzo allí donde se considere porque debemos crecer, salir cuanto antes de los atascos (nos va a costar), afrontar la competición en las mejores condiciones, y necesitamos futbolistas que puedan calzarse las botas. Aseguró saber que las cosas en ese mercado no son fáciles, que no hay mirlos blancos. Es el momento de poner en la mesa todos los elementos, afinar y decidir. Pánico nos está entrando.
La lista de ausentes es enorme. Lesionados a mansalva. Fíjate en la lista: Zaldua, Elustondo, Mikel González, Agirretxe, Vela, Zurutuza. Antes lo fueron Rulli, Carlos Martínez, De la Bella, Markel, Finnbogason, Iñigo, Ansotegi, Gaztañaga? y no sé si me olvido de alguno. La situación en la enfermería es de cuidado y debe estar cogida con pinzas. En la misma comparecencia del viernes el entrenador aseguró que Vela viajaría. Por la tarde se quedó en casa. Es decir, andamos en el alambre y de puntillas.
Antes de la fecha, la situación le regaló al entrenador un juego de adivinanzas y preguntas. ¿Con quién podré contar hoy? ¿Quiénes estarán dispuestos para jugar? ¿Qué equipo saco? Y, sobre todo, ¿cómo ganamos? Sabíamos de sobra además que visitar el campo del Levante es sinónimo de complejidad. Estaba avisado, porque lo comentó en la previa. El equipo nunca jamás ganó en aquel campo en partido de Primera División y deberá seguir esperando tras la crueldad del final.
Cuando le preguntaron el mismo día si iba a haber cambio en la portería, se remitió a la sesión vespertina y a la reunión consigo mismo. ¡Picarón! Seguro que había decidido ofrecer la oportunidad liguera a Rulli, cuya presencia bajo los palos fue la mayor sorpresa en una alineación en la que también Hervías era titular por primera vez lejos de Anoeta.
El partido respondió a lo que se esperaba en un campo en el que siempre pasan cosas raras. Esta vez un penalti en la prolongación del partido cuando la Real administraba la ventaja que le daba el gol de Canales. Sin sobresaltos y sin que la meta pasara por situaciones de peligro. Más o menos todos dábamos por ganado el encuentro que debió estar resuelto mucho antes si el linier no invalida por fuera de juego inexistente la jugada de un segundo gol que llegaba cuando el equipo mejor jugaba.
Entiendo la sorpresa de Moyes ante las cosas que difieren entre el fútbol de su país y el que se encuentra en su nuevo destino. Como le sigan pasando cosas de estas, lo más seguro es que en la carta a Santa Claus pida buenos árbitros y no calamidades como la de ayer. Es inexplicable que el colegiado que ayer tocó en suerte sea de Primera. Arbitraje horrible más allá de la jugada perniciosa del empate. No se comprometió con el reglamento, ni sacó las tarjetas que debió mostrar, ni se atrevió a tomar decisiones de riesgo. Casero a reventar.
Por aquello de hablar de las mejoras, el equipo y su técnico supieron leer el partido y administrarlo en función del oponente que ni jugó, ni creó ocasiones pese a competir en su campo y ante su público. Se encontró con un punto final inesperado porque el salto de Carlos Martínez con los brazos estirados al cielo fue sancionado con un penalti en jugada de saque de banda que le pegó en el izquierdo sin la menor voluntariedad. Mano, sí, pero?
Así las cosas, nos quedamos con menos aire y menos puntos. Los seguimos necesitando. Enero será un mes duro y plagado de compromisos que espero no venga acompañado de carbón. Si nos hemos portado bien y Santa Claus hace caso a las peticiones?