El Beaterio de Iñaki de Mujika

¡Qué jolgorio!

Las tardes de los sábados las paso asomado a la reja de los partidos de fútbol, balonmano, tenis, motos, basket femenino o lo que toque, prestando atención a lo que más me interesa y sufriendo cuando toca que es bastante. Como los equipos aspirantes al título del balompié siguen enfrascados en la lucha por conseguirlo, resulta interesante atender sus comportamientos.

El Real Madrid remontó en Vallecas cuando perdía con holgura y el Atleti consiguió los tres puntos ante un Málaga voluntarioso. Aquí, al borde del descanso, cuando contraatacaban los andaluces con mucho peligro, misteriosamente del banquillo local salió un balón al terreno de juego. Dos pelotas y una jugada abortada, por si acaso. El árbitro, aunque no fuera el causante de la tropelía, expulsó al entrenador, al que le pueden caer tres partidos de suspensión. El colegiado miró al cielo de Madrid que estaba encapotado y los malagueños se quedaron con cara de gilís. ¡Qué jolgorio, don Antonio!

La última estación del día se situaba en Barcelona con la muchachada de Luis Enrique frente a la del Pitu Abelardo. Algo así como una Asturias, patria querida, en los banquillos. El partido circulaba por un callejón en el que cualquier cosa podía suceder, hasta que llega el segundo de los locales. Posición antirreglamentaria que el asistente no ve, posiblemente deslumbrado por los focos de la gradería alta que le apuntaban.

Con el 2-0, los locales se desmelenan y el árbitro se suelta el moño. Un penalti, otro penalti, un tercero?Lo tiro yo, lo lanzas tú, lo celebramos todos. ¡Qué jolgorio, don Carlos! Tres faltas máximas en doce minutos. Récord absoluto en señalar el punto fatídico por parte de un trencilla internacional que es de los más fiables. En el primero, pasa una avioneta y se distrae. En el segundo, un pedete de un niño de la fila quinta le confunde, y en el tercero? viva la alegría. Póquer de Luis Suárez, tres puntos y todo por resolver.

Tiré de archivo para comprobar cuántos penaltis le han pitado a la Real esta temporada. Transformados, dos. En la primera vuelta, ambos. En la segunda, no hemos sido bendecidos por la varita mágica de la complacencia aunque haya habido oportunidades suficientes como para que la estadística fuera sensiblemente mejor. Por cierto, al Barça le han pitado este año los mismos penaltis a favor que a la Real en seis años.

Como consecuencia del sábado noche, el Sporting, que se juega la vida, sale escaldado con un 6-0 y un jugador expulsado cuando estás, tratando de salvarte, con la soga al cuello peleando para que nadie estire de ella.

En estas visiones apocalípticas andábamos cuando llega la hora de visitar El Madrigal. Era el tercer vía crucis de la semana. Penitencia absoluta cada vez que nos enfrentamos a un trío de partidos seguidos. Pierdes fuera, pierdes en casa, y vas a ese campo en el que precisamente nos sale siempre un sarpullido de desánimo y decepción. Quedaba la guinda en tierras castellonenses para que la semana concluyera loser&pathetic o dejara un sabor de boca mentolado.

A Markel Bergara, el viernes, le correspondió afrontar el post-Getafe en una rueda de prensa marroi denda en la que debió dar la cara por sus compañeros y decir aquello de menos hablar aquí y hacerlo mejor sobre el terreno. En eso estamos todos de acuerdo, lo mismo que en la pregunta puñetera: ¿Alguien sabe a qué se deben estos cambios de actitud, concentración, compromiso, responsabilidad, etc.?

¿En qué se parece el equipo ante el Getafe con el de anoche?

No cabe duda de que nadie encuentra la respuesta. El entrenador, que es quien más y mejor les conoce, trata de resolver la ecuación de tercer grado con la que se encontró desde que llegó. A veces despeja los exponentes con eficacia y acierto y en otras no le sirve la regla de Ruffini para encontrar la solución. Para Villarreal decidió algunos cambios en la lista, unos por obligación y otros por devoción. Incorporó entre los elegidos a un chaval que mete goles y que se merecía la oportunidad del debut, aunque fueran un par de minutos.

Eusebio contribuyó al jolgorio de las redes sociales con la alineación elegida.

Elustondo defendió el central derecho, Zaldua, el lateral; Trivote con Reyes, Illarra y Markel. Luego, Zurutuza como banderín de enganche hacia el ataque. Un primer tiempo estupendo en el que los locales apenas inquietaron. Un balón de Bruno Soriano al travesaño fue su mejor bagaje, en tanto que los realistas pudieron adelantarse en un cabezazo de Aritz y en un mano a mano de Zuru.

Los partidos duran noventa minutos. Muchas veces se deciden en el segundo tiempo, porque es ahí cuando se acumulan cansancio y fallos de concentración. Lo mismo que aparecen la convicción y la constancia. Vela dispuso de un balón de oro para meterlo en la portería de Asenjo y culminar con victoria un partido más que digno de los realistas. Un triunfo no hubiera sido injusto. Conseguidos los 42 y la salvación matemática, llega el Madrid. ¿Habrá jolgorio?

Iñaki de Mujika