El Beaterio de Iñaki de Mujika

Un sopapo para empezar

Normalmente madrugo y desayuno pronto. Frutitas en casa y café con bollo ya en la calle. En una mesa, con personas que repasan las últimas noticias. Las comentamos y en un cuarto de hora cada mochuelo a su olivo. El viernes llegué el último a la habitual cita. Según entré por la puerta sentí que las miradas se clavaban en mí como cuchillos de punta afilada. Intuí que algo pasaba.

Me enseñan un titular de prensa en el que se recoge la disposición del Athletic a abonar la cláusula de una carretada de millones por hacerse con Mikel Oyarzabal, a cuarenta y ocho horas de iniciarse la liga. No es algo nuevo. Hace años el Barça le levantó al Depor su estrella. Se llevaron a Rivaldo y dejaron a los gallegos, entonces aspirantes a todo, sin su principal valor.

No hice comentarios mayores con los contertulios. A lo sumo, para tranquilizarles, lo dejé en serpiente de verano. Se trataba de saber si era de picadura venenosa. Cuando llegué a la emisora, pegué un telefonazo a quien creo que debía hacerlo y me encontré con la necesitada calma: “Tranquilo, se queda con nosotros”.

Sinceramente, era lo que esperaba. Más allá de las ofertas reconocidas del verano, creo a pies juntillas en la palabra del futbolista. Le dije anteanoche que me gustaba lo que hacía y lo que decía. Creo que es una persona sin dobleces y además atípica. Cuando renovó hace unos meses se movió en un discurso poco habitual en un chaval de su edad. Apostó por la pertenencia, los valores y el proyecto del club cuya camiseta defiende. Lo mismo que hizo en la rueda de prensa del último acuerdo, sin cambiar una coma. Eso sí, con más euros en su cuenta corriente.

Estas historias se mueven generalmente por los mismos parámetros: jugador, club, representante, medios de comunicación. Depende de las ganas de unos y otros, el asunto se jalea convenientemente. En este caso, sin embargo, falla una pata primordial. Oyarzabal no dispone de intermediario al uso. No hay un Jorge Mendes ni un Mino Raiola que mueva los hilos y se lleve la tajada. Quien gestiona sus asuntos es la familia, fundamentalmente su madre, que ocupa un alto cargo en una empresa especializada en gestionar recursos y grandes operaciones sin que necesite palmeros para defender los intereses de su hijo.

Por lo tanto, no parece que por esa parte se movieran los hilos presionando para conseguir mejoras. También me cuesta mucho creer que el presidente haya tratado de encontrar aquí la posibilidad de conseguir medallas, cuando ya cuenta en la solapa con unas cuantas, como los generales de los países del este a los que no les queda sitio para nuevas condecoraciones.

Entiendo que el nuevo acuerdo, pactado, firmado y presentado, no se realizó korrika eta presaka, a toda leche para mostrar músculo y capacidad de reacción inmediata. Es obvio que el chico ha recibido ofertas porque lo aseguraron en la rueda de prensa. Ninguno quiso hablar del Athletic, quizás porque no estaba en la película o porque conoce el modo de pensar del futbolista. Cuando los equipos se encuentran con la negativa del protagonista pinchan en hueso. Pocos minutos después de concluir la rueda de prensa, tras el nuevo acuerdo escribió, en las redes sociales: “No hay mayor felicidad que hacer lo que te gusta y hacerlo donde más te gusta. Gora Reala!!!”. Cuando uno piensa así y lo dice sin miedo, sólo queda reverenciar.

Por eso os comento que no es un futbolista al uso. Ni dentro ni fuera del terreno de juego. Prioriza cuestiones que no se relacionan con el dinero. Buen estudiante, aspira a terminar una carrera que acaba de empezar. Buen compañero y amigo, no quiere perder la relación con quienes forman parte de su entorno habitual, del día a día. Buen futbolista, no conoce sus límites y trata de progresar allí donde cuenta con la confianza y el respaldo de quienes apuestan y confían en él para que su proyecto personal se consolide. Cuando eso suceda, será libre para decidir su futuro.

Muchos jugadores se pierden y ciegan ante los paraísos terrenales que se les ofrecen a la vista. Las escaleras se suben peldaño a peldaño y si no lo haces el riesgo de costalada es monumental. Acelerar procesos no suele ser recomendable. Dinero, sí, pero decepción también. Lo mismo que la sensación de fracaso. Justo lo contrario que Mikel Oyarzabal que entiende, define y comparte que su sitio está aquí y no en otra parte.

Con esa demostración de madurez y fortaleza afrontó junto a sus compañeros el primer escollo de la temporada. En la banda derecha en donde luce menos y es menos efectivo. Seguro que no esperaba un comienzo tan desilusionante que pesó como una losa y dejó al equipo desconcentrado y atolondrado.

La Real estuvo muy lejos de lo que se espera y desea. Falló una jartá de pases, perdió el sitio otra jartá, le costó anticiparse y le faltó convicción. Mucho peso en la balanza desfavorable. Las pocas ocasiones que dispuso, las falló todas porque no acertó en la definición. Fue inferior a su rival, que se encontró con un partido más cómodo de lo que intuía y no dejó un resquicio a la sorpresa. Lo mejor, el saque de honor y el aplauso del minuto nueve. Luego, un sopapo en toda regla.

Iñaki de Mujika