El Beaterio de Iñaki de Mujika

Pintxo pote estudiantil

La Real ya está de vacaciones con los deberes hechos tras eliminar al Valladolid. Eusebio y su muchachada tardarán unos días en volver a los entrenos y a la cruda realidad, pero hasta entonces? jai alai. Se van después de empatar a uno ante su público en un partido previsible, soso, turronero y bastante tablón. Objetivo cumplido con gente joven en la grada aprovechando las rebajas.

Los estudiantes están a las últimas del primer trimestre. Últimas clases, últimos exámenes, últimos planes antes de las vacaciones?Necesitan descanso y aparcar las exigencias, al menos, por un par de semanas. Luego les llegarán la cuesta de enero, el nuevo cuatrimestre, los cambios de asignaturas y las páginas del calendario hasta junio, con parada en Carnavales y Semana Santa.

La Real les brindó la posibilidad de salir de las rutinas. Les puso en bandeja un partido de fútbol de baja intensidad, una entrada baratita (lo podía haber sido más) y un vale para disfrutar de pintxo y pote a precio razonable (dos euros) en los bares del entorno. Se trataba de saber qué respuesta podían ofrecer los estudiantes y qué grado de aceptación obtenía la propuesta. Cuando conozcamos los datos nos podremos orientar, aunque el espectáculo no atrajo demasiado.

En la rueda de prensa de presentación del proyecto estuvieron presentes algunos futbolistas. Por lo general, los profesionales hace tiempo que se ausentaron de las aulas y son contados con los dedos de una mano quienes terminan una carrera universitaria con la que afrontar el día después de colgar las botas y encontrarse de frente con el mundo de los mortales.

Esa es una preocupación en la formación de los jóvenes jugadores. La Real dispone de una estructura de apoyo a los chavales de categorías inferiores que, además de soñar con llegar al primer equipo, deben valorar otras cosas. La convivencia entre todas estas realidades les hará más fuertes y les preparará mejor para el futuro. Los que llegan son pocos. Antes los estudios se aparcaban, porque se priorizaba el fútbol. Ahora, la primera lección que deben aprender los jóvenes jugadores y su entorno familiar es que la formación integral está por encima de las patadas al balón. Eso creo o quiero creer.

Después de esta chapa que os doy, queda mirar al césped y congratularse del objetivo cumplido. Parecía claro que esto iba a suceder tras la amplitud de la victoria en Zorrilla. Eusebio no quiso dejar un cabo suelto y entrenó por la mañana con los suyos en día de partido, cosa que no había pasado desde su llegada. Miró a su alrededor, comprobó el estado médico de los lisiados, decidió dar descanso a algunos y dispuso una alineación en la que Rubén Pardo volvió al once titular después de mucho tiempo. Oportunidad para él y para Mikel González y Zaldua. La apuesta por Zurutuza y Willian José en el equipo inicial conllevaba respuesta fiel a las palabras del técnico en la previa. Experimentos, pocos. Sólo el descanso de Vela pudo llamar la atención. Nada más.

El Valladolid viajó en el día y llegó a Donosti para competir con el objetivo al menos de ganar el partido, aunque en las declaraciones previas de su técnico Paco Herrera asomase un rictus de tirar la toalla. No creía en la remontada histórica que tantas veces se ha producido en este torneo. Solo repitieron tres titulares de la derrota en Getafe. Sin embargo, la actitud del equipo castellano fue loable. Al encajar el gol de Juanmi lo tuvo casi imposible, pero el tanto en propia meta de Mikel les devolvió la remota ilusión y pelearon hasta el último segundo lo que les debe enorgullecer.

La vuelta de Gaztañaga a una alineación es también una buena noticia, porque nos espera un enero inusitado, plagado de partidos. El sorteo del viernes nos dirá contra quién. Mientras tanto, soñar es gratis. Estamos a tres pasos de la final.

Postdata: como no volveré a asomar por aquí hasta 2017, os deseo unas buenas y felices fiestas navideñas y, aunque sea un par de días, o más, dadle una patada al colesterol. Amén.

Iñaki de Mujika