El Beaterio de Iñaki de Mujika

¡Toca enjaretársela!

sabéis de sobra el poco cariño que le tengo a la LFP, esa que presume de ser la mejor liga del mundo y que, cada vez que cuenta con la oportunidad de lucirse, demuestra justo lo contrario. No dudo que aquí compite la crème de la crème de los mejores futbolistas del mundo, pero la organización dista mucho de ser ejemplar. A esta hora el Real Madrid, líder la clasificación, cuenta con dos partidos aplazados. Uno, por la participación en el Mundialito, y otro el de ayer en Vigo, debido a que el riesgo de accidente para los aficionados que acudieran a Balaídos no era baladí.

Llegó el alcalde de la ciudad olívica, responsable de la seguridad de sus ciudadanos, y suspendió el partido, porque no se daban las garantías necesarias para que los asistentes al match no vieran en peligro su integridad. Volaron las techumbres en A Coruña y Vigo y se aplazaron ambos encuentros. ¿Y ahora qué?, se pregunta el personal. Es obvio que el calendario está más cargado que las pilas buenas de Duracell y que encontrar un hueco es más difícil que aguja en pajar, pero ellos solitos se lo han buscado por culpa de ese afán recaudador que atiborra de encuentros las jornadas y las empapuza.

Alguna mente pensante (debió faltar el día del reparto) propone que el partido entre el Celta y el Real Madrid se dispute después de acabar la liga. Y se queda tan ancho. Los dos equipos andan inmersos en competiciones europeas, por lo que los miércoles están ocupados, como los domingos las iglesias. Es decir, que la organización no cuenta con respuesta suficiente como para que el pueblo se tranquilice y la competición se dignifique sin sufrir menoscabo. ¡Toca enjaretársela!

Será interesante conocer la respuesta cuando se produzca. Como el asunto pasa a manos ahora de la RFEF que preside Villar y como esta le tiene un cariño especial a la LFP, ardo en deseos de saber si el gol entra por la escuadra o botando mansamente sin portero bajo el larguero. ¡Qué entretenido! Como estas cosas generalmente perjudican a terceros, salió el Alavés pidiendo reflexión por lo que supone de injusticia para esta eliminatoria de Copa que le puede llevar a la final.

El Celta, sin jugar contra el Madrid, afronta más descansado y con más tiempo que los vitorianos para preparar la vuelta de semifinales. No es lo mismo disputar un partido cuando todo está en juego, que si el todo el pescado está vendido. Petición razonable que cayó en saco roto, pero que los babazorros resolvieron con un claro triunfo en Gijón con una alineación poco reconocible.

No es lo mismo enfrentarse a Osasuna, por ejemplo, cuando le quedan opciones de mantenerse en la categoría que si estuviera ya salvado o descendido. Como ayer nos situábamos en la primera de las tesis, los navarros vinieron con todo y a por todas, siete días después de que la Real iniciase la segunda vuelta con la derrota del Bernabéu.

Anunciado estaba. Se han reforzado como han podido en el mercado de invierno, recuperando gente que conoce la casa y el oficio, además de un portero que atiende por Sirigu en cuyas manos se encomiendan para salvaguardar el portal e impedir que las cantadas amainen las opciones de éxito final. Osasuna fue lo que se esperaba, un equipo correoso, bien construido desde atrás, jugando directo y marcando un gol en un remate brillante de Kenan Kodro. El tanto creó tanta incertidumbre que, si no es por Rulli, a lo mejor a esta hora hablábamos de otra cosa.

La Real no acertó a leer el partido durante una hora, ni a adaptarse a la tarde-noche de perros con la que obsequió a los aficionados. Viento, lluvia, granizo, apagón de luces? incluso en el cuadro de Eusebio que, en cuanto incorporó al juego a Zurutuza, vio cómo su equipo jugaba diferente, abría el campo, subían los laterales y llegaban las opciones de remate y gol que hasta entonces brillaban por su ausencia. Odriozola, otra vez muy fiable, y Yuri dieron un paso al frente y buscaron por la banda el camino de la remontada. Tres tantos en un cuarto de hora y el abatimiento añadido en las filas rojillas que, probablemente, merecieron otro premio distinto al de la derrota.

Osasuna metió a la Real en problemas, le impidió desarrollar su juego y dispuso de oportunidades para que las cosas se torcieran y también se la tuvieran que enjaretar, pero felizmente encontró respuesta formidable cuando se necesitaba. El partido del peligro o de la tontería. Nunca es fácil la vuelta a la rutina, un encuentro por semana, cuando vuelves de un maremágnum de exigencia. Tocaba adaptarse ante un rival que siempre complica las cosas y que no anduvo lejos de hacer saltar la banca. Afortunadamente, no terminaron de encontrar la llave de la caja fuerte.

Iñaki de Mujika