El Beaterio de Iñaki de Mujika

Erre que erre con machacona insistencia

Otro fiasco. Sinceramente, no creí que fuéramos capaces de repetir fechorías pretéritas aunque en el subconsciente siempre naveguen a sus anchas los recuerdos de pasadas tarde-noches en las que acabamos con un ataque de furia iracunda tras tantos desencuentros con el éxito. He escrito mil veces que este formato de competición no me gusta nada. Ansío que llegue el día en que ganemos fechas y alcancemos la final a partido único, o en play-off de cuatro semifinalistas, o lo que se le ponga a quien deba decidir, pero que nos jalee un poco y se mueva el arbolito.

El martes era imposible degustar el menú. ¿Creéis de verdad que algún chino que viva allí puede enrollarse con un Leganés-Valladolid? Lo mismo que con el Real Madrid-Fuenlabrada. En Málaga anidó la emoción y la sorpresa. Lo celebro por el Numancia de Arrasate y Alkiza. Impensable digerir un Levante-Girona e, incluso, la cita de Balaídos. Al final, atajé y terminé viendo fútbol inglés. Tres partidos a modo de carrusel en los que se marcaron trece goles, algunos espectaculares. Allí juegan como les gusta y en cada partido se producen un montón de alternativas, idas y venidas, revolcones y remontadas. ¡Vamos, que no te duermes!

Sinceramente, no soy optimista en este asunto de los cambios. Anda la RFEF sumida en llantos y procesos. Mociones de censura, pleitos, elecciones anuladas, tribunales, frentes diversos según las conveniencias de unos y otros. En ese panorama es difícil creer que alguien se vaya a sentar en una mesa a pensar y decidir. Lo mismo da el formato de Copa que la Segunda B, otro esperpento que ya no responde al proyecto inicial.

En estos devaneos andaba ayer por la mañana, cuando decidí jugar a entrenador. Con la lista de elegidos en la mano, traté de confeccionar un equipo inicial con el que dar réplica al Lleida. No lo pensé mucho, porque a la primera diseñé uno niquelado: Toño, Carlos Martínez, Aritz Elustondo, Navas, De la Bella; Zubeldia, Pardo, Canales; Vela, Jon Bautista, Juanmi. Fui con los papeles al estadio, expectante por saber si entre Eusebio y yo había acuerdo. Sucede siempre que los técnicos manejan información privilegiada, mucho mejor que la nuestra y que detrás de cada decisión hay mil y una razones que pesan a la hora de dilucidar.

Es decir, acerté ocho porque no pensé en Xabi Prieto como titular y sí en Aritz y Zubeldia. Los ilerdenses tampoco cambiaron demasiado respecto al encuentro de día. Los de Albadalejo llevaban seis partidos sin ganar, habiendo marcado un tanto pero ante el Hércules dieron la cara y mantuvieron el tipo el pasado fin de semana. Llegaron a Anoeta dispuestos a explotar sus opciones que siempre serían mayores si los realistas tocaban las maracas. Y las tocaron a lo grande.

Después de un primer tiempo aseado, con dos goles de ventaja, se tumbaron a la bartola como si todo el trabajo estuviera hecho. Ese exceso de confianza pasa factura porque el rival existe. Cuando Radulovic marcó el tercero se cayó el cielo encima de los entusiastas ocho mil y pico aficionados que trataron de alentar cuando todo parecía imposible. Al concluir el encuentro declaraba el delantero que en el descanso el entrenador les dio la pauta para la remontada. Primero, defender bien. Luego, marcar el primero; más tarde el segundo; y, seguro, que cuando eso pase, rematar con el tercero. Como un visionario impagable, el guion se cumplió con una enorme exactitud.

No sé lo que pudo decir Eusebio a los suyos, pero, como si la historia no pesara volvimos, volvimos a las andadas. Fuimos igual de inermes que ante el Córdoba, Numancia, Burgos, Mirandés, Beasain, Hospitalet y tantos otros que en el camino nos condenaron a galeras por nuestra poca capacidad de superar las adversidades.

Escribía hace pocos días que este equipo es un coladero. Tres días después, tres chicharros más en el debe de nuestras fortalezas. Erre que erre, con machacona insistencia seguimos fieles a nuestro estilo. Cuando te elimina un equipo de Segunda B, cuando te enchufan tres caracoles en un tiempo, cuando pierdes una ventaja colosal es para montar un pollo de consideración.

Volvemos a los tiempos de penumbra. En el horizonte inmediato partidos trascendentes y decisivos para la suerte. La Copa nos gustaba, queríamos hacer grandes cosas, estamos preparados para ello. ¡Menos mal!

Iñaki de Mujika