Esto de ocuparse de partidos que comienzan a las nueve de la noche ofrece tiempo suficiente como para dar vueltas por el mundo y pararte donde se te pone en la peineta. Suelo seguir las ceremonias inaugurales de los grandes acontecimientos deportivos, la interpretación de los himnos nacionales de los partidos de rugby, las puestas en escena de cualquier evento que guarde algún tipo de relación con nuestros deportistas. Obviamente, esto sucedió en Pyeongchang (he visto la palabra escrita de cien maneras y no sé cuál es la buena). Allí están atacados de los nervios Imanol Rojo, Felipe Montoya y Lucas Eguibar, entre otros. Los nuestros llevan trabajando cuatro años para vivir esta experiencia inolvidable.
La ceremonia inaugural no me disgustó, entre otras cosas porque el desfile de los países dura mucho menos, ya que no compiten tantos como en las citas veraniegas. Como la temperatura está por debajo de cero grados (creo que menos cinco), es de noche y hay que abrigarse, la mayor parte de las delegaciones se tapan y cubren todo lo necesario. No vayamos a coger un catarro antes de competir. Sin embargo, el mundo es para los valientes. Bermudas desfila con sus tradicionales pantalones cortos, lo que les supondrá un fresquíbiris notable en la entrepierna.
Nada comparable al abanderado de Tonga. El mediático Pita Taufatofua apareció en el escenario con una faldita, ta’ovala, en rojo y negro, similar a la camiseta del Arenas de Getxo pero con las rayas horizontales. Como calzado, unas chancletas. Pegué un salto (es un decir) en el sofá de casa al verle. ¡Olé sus narices! Había sido abanderado en los Juegos de Río y repite ahora. En aquella ocasión desfiló de modo similar, con el torso brillante por un aceite de coco que repartió de modo generoso. Ignoro si en esta ocasión usó el mismo potingue lubricante.
La curiosidad me llevó a buscar información del gonfaloniero. Lo suyo de siempre es el taekwondo. No es fácil moverle. Pesa cien kilos y se aproxima a los dos metros de altura. Un armario en toda regla. Después de Río de Janeiro se planteó acudir a Pyeongchang. Primero patinó sobre ruedas, luego conoció la nieve y comenzó su aventura en el esquí de fondo, la razón por la que llega a Corea. Si entras en su cuenta de Instagram, verás centenares de fotos. Se machaca en gimnasios y practica además otras modalidades deportivas (boxeo, surf, natación…). Es excepcional porque supongo que no hay muchos atletas que hayan participado, seguido, en las citas olímpicas de verano e invierno. Aún más, porque pertenece a un territorio que no ve nieve ni en las películas de cine.
Cuento estas cosas por no hablar de otras. Es una especie de terapia que me planteo cada vez que nos metemos en el balancín. Sube y baja. Después de la victoria ante el Depor, cogimos aire. Todo iba en orden. Hablaban unos y otros de las opciones de dar un susto en Madrid, de las posibilidades reales de sorprender. Tomando un chocolate con churros leí dos veces la entrevista formidable de Mikel Recalde a Xabi Prieto, algo así como un vademécum de pertenencia a la Real. Cuántas realidades, cuántas cosas bien dichas, cuántas reflexiones ejemplares. Agradecí ese momento de calma, quietud y convicción.
Hasta que el viernes llegó el prior con las rebajas. ¡Willian José, lesionado! Posiblemente, el jugador más en forma y determinante del equipo. Duro golpe, porque a día de hoy no contamos con un futbolista de tanto rendimiento en esa posición. Problemas para Eusebio que trató de minimizar el percance, apelando a la fuerza del grupo. Es lo que debe decir pero, si le miras a la cara en ese momento… concluyes que no le ha hecho ni pizca de gracia la fractura de estrés de la base del tercer metatarsiano del pie izquierdo que le va a mantener alejado un tiempo del fragor de la batalla. Una pena, ante el calendario que nos viene.
Juanmi fue el elegido para ocupar su puesto y Zurutuza volvió a su sitio tradicional en detrimento de Zubeldia. Fueron los únicos cambios en relación al equipo que goleó a los coruñeses. Pese a que se especulaba con el posible debut de Héctor Moreno, el mexicano se quedó en el palco junto a Rubén Pardo, porque ambos fueron los descartes. Para cuando nos quisimos dar cuenta ya perdíamos y a partir de ese momento fuimos una nebulosa, una sombra, un equipo inerme. Ni concentrado, ni combativo, ni nada. Una caricatura en toda regla.
Fueron cayendo los goles y ofrecimos la peor imagen posible. Sé de sobra que en estos campos suele ser complicado sacar adelante un buen resultado, pero por lo menos que sientan nuestro aliento en el cogote. Cada cual que sea capaz de reflexionar y encontrar las razones por las que el equipo se mostró tan pusilánime y no dio una a derechas.
Ya os he dicho que prefería hablar del abanderado Taufatofua antes que referirme al siniestro encuentro de anoche. A veces es mejor morderse la lengua y esperar a que el colectivo reaccione y se dé cuenta de lo que tiene entre manos. No es bueno despistarse. El jueves, encuentro de Europa League ante los austriacos y el domingo, el Levante. Prueba de fuego y del algodón para saber si asumimos la realidad y encontramos una respuesta convincente que nos haga olvidar a Willian José. Le echamos tanto en falta…