El Beaterio de Iñaki de Mujika

No puedo, no puedo y no puedo

Supongo que sabes sobradamente que hace unos días un chico portugués jugaba con sus compañeros un partido de alto nivel en Turín. En mitad del ejercicio logró un remate espectacular, un gol de chilena, una fantasía lírica que se aplaude por la plasticidad y la eficacia. Punto. A partir de ahí se ponen en marcha meapilas y chupacirios. Nos machacan con la jugada. La repiten hasta la saciedad en informativos, programas de deportes, gastronomía (hasta en la sopa), corazón, tertulias, etc. Terminan por hartarte. Hugo Sánchez metió cincuenta como el de CR7 y no se le daba más bombo que el justo, porque entonces la información era una cosa y hoy es otra. No puedo, no puedo y no puedo con todo este sainete melifluo, alfeñique y empalagoso.

Recuerdo goles más hermosos y queridos. Uno de Griezmann en Lyon defendiendo la camiseta de la Real que remató casi desde Chile en un partido formidable. Mucho mejor y espectacular que el que nos ocupa. Es inolvidable otro tanto inmenso de Mikel Lasa a Juan Carlos Unzué en el Bernabéu. Se recuerda como una obra de arte sin ensayo, porque una jugada así pertenece al ingenio. Fue bastante parecido al que años más tarde en el Villamarín salvó la cabeza de Montanier. Un zurdazo imponente desde la Giralda se coló en la portería local cuando Luis Aragonés ya estaba con la maleta preparada para ocuparse de nuestro banquillo. La autoría correspondió a ese chico que estaba aquí y ahora está allí, más al oeste. Las redes sociales nos han enseñado estos días uno de Michel Loinaz al Gandía en el viejo Atotxa. Muy meritorio, porque el cuerpo del delantero era (y es) un armario de tres cuerpos que no se mueve tan fácil. El de Andoain voló como águila imperial. Como ya os he dicho que no puedo con tanta tontería, he querido recordar esos momentazos. Si no lo hago, reviento.

Lo peor de todo es que estas cosas dan lo que dan y se apagan. Como ya está sobado y desgastado el remate, aparece en el horizonte un pasillo. El que en teoría el Real Madrid le debería hacer al Barça como campeón. ¡Hasta que llegue el día, preparaos! No puedo, no puedo y no puedo.

Dicho lo cual, me pongo el delantal y nos metemos en faena. Presentado el director del Fútbol en la Real, y a la espera de que pasen cosas y se sepan, el personal (sin otros argumentos) se entretiene con el listado de rumores que circulan en torno al futuro primer entrenador. El pasado martes mientras desayunaba, coincidí con un técnico de ideas modernas, aunque curtido en años. Le pregunté cómo veía la situación y a quien pondría él en el banquillo. Respondió de inmediato: Beñat San José, Imanol Idiakez y un tercero que ahora no recuerdo. Luego, me explicó las convincentes razones. Me gustaron porque coincido bastante con ellas.

Si repasáis la prensa de cada día, si os entretenéis en las redes sociales, descubrís un mundo de posibilidades y argumentos creíbles de quienes creen dar en la diana. Olabe, como jugador, coincidió con Imanol Alguacil y también con Javi Gracia, Mikel Antia, Iñigo Idiakez, hoy técnicos instalados en Inglaterra a los que conoce de sobra. Suena Emery en algunos sectores, aunque al de Hondarribia le deberán primero rescindir en París para que pueda ponerse a tiro. Ignoro si a día de hoy le apetecerá entrenar aquí y si le quieren. ¡Está todo tan complicado! Sonó mucho Mendilibar, que ya gustaba hace décadas. La opción del bergarés Garitano se incluye en la baraja de posibilidades. Y seguro que hay otras más. No dudo de la existencia de algún tapado en la bocamanga. Lo único que dejó claro el otro día es que deseaba un entrenador que quiera crecer con nosotros.

Es lo que ha hecho Pablo Machín en Girona. Se lo ha currado de lo lindo. Para la mayoría podía ser un desconocido hasta que ascendió a Primera con su equipo. Le conocí en Soria, su ciudad natal, como segundo de Gonzalo Arconada y Juan Carlos Unzué. Le dieron luego la alternativa como primero y cumplió sin lucimientos. Cuando firmó con su actual equipo, marzo de 2014, afirmó sin rodeos: “Llego con una mano delante y otras detrás”. Salvó la categoría cuando parecía imposible. Lo metió en el play-off de ascenso un año después. Falló ante el Zaragoza. Hace un año repitió con premio y hoy disfruta de lo lindo en la elite, gestionando con acierto un conjunto eficaz que sabe de memoria a lo que juega. Duro como una roca, prueba de fuego para cada rival al que se enfrenta.

En este caso, el examen era para Imanol y su gente. Sin jugar bonito, sacó un punto en Ipurua con unos jugadores y una disposición táctica diferentes. Ausentes Illarramendi y Odriozola, bajas de postín, decidió seis cambios en la alineación. Entre ellos, la presencia de Rubén Pardo como titular y capitán. Con todos sus huevos. Y el riojano diseñó un maravilloso pase de gol y se llevó los aplausos del respetable cuando el entrenador le cambió y se dieron un abrazo y esas cosas de la buena comunicación que tanto me gustan. Abrazo repetido después en el siguiente cambio y aplausos para Toño Ramírez cuando le tocó saltar al terreno en frío.

Era una sucesión estupenda de cosas positivas. La gente agradeció la actitud del equipo hasta el pitido final. Peleó todos los balones, incluso cuando la goleaba lucía en el luminoso. Oyarzabal dio tres veces en la tecla, con dos goles y una declaración al final del partido en el que agradeció el apoyo de la gente en todo el año, incluso cuando las cosas iban mal. Reconoció que el equipo está en deuda con su gente y que deben seguir adelante disfrutando y tratando de ser lo más competitivo posible hasta el final del ejercicio. Juego, goles y muchas reflexiones. No puedo, no puedo y no puedo de alegría.

Iñaki de Mujika