Desde el domingo por la noche he disfrutado de lo lindo, más que con un paquete de galletas del príncipe de Beckelar. No ha bastado más que ganar en el Bernabéu y ver a todos los niños del coro protestando porque no les dan papel de solistas. ¡Qué grande todo y qué mayor estoy! Ahora se meten con el VAR porque es el único clavo ardiendo al que agarrarse para desviar la atención y no hablar del horroroso juego del equipo que les ocupa y trajina. Me queda memoria suficiente como para acordarme de los mil y un atropellos de los que hemos sido víctimas en ese campo y en otros de análoga naturaleza. Ha habido veces que las cosas han llegado a semejante hartazgo que, en el estadio de nuestra última alegría, a los realistas les pasaron por encima de tal modo que, pitando un chico de Valladolid, de apellido Balsa Ron, llegó el cabreo a tal nivel que, de un puntapié o de un puñetazo, la puerta del vestuario visitante se fue a hacer puñetas, porque era imposible contener la rabia. Así una y mil veces. Sucede ahora que, con la puesta en escena de las nuevas tecnologías, a los árbitros se les ven las vergüenzas y lo que antes eran tropelías, ahora son cagaleras. Rulli no hizo penalti. El árbitro estuvo bien. El señor de la pantalla, también. Digan lo que digan los demás, como la canción de Raphael. A ver si la culpa de que medio estadio esté vacío es por la jugada de marras.
A ver si la culpa de no meter un solo tanto es por culpa de Gero, que si la toca o no la toca. A ver si estar a no sé cuántos puntos de distancia del líder es por la doble amarilla. A ver si los seis partidos de Liga perdidos en el presente campeonato son por un delito de la noria de Alderdi Eder Recuerdo hace años visitando en su despacho al gerente del Espanyol de Barcelona, abrió un cajón y me enseñó la portada de un diario deportivo. Se hablaba de rumores de fichajes y más fichajes del eterno rival que, en aquel momento, perdía partidos y andaba más para Tafalla que para Estella. ¿Qué buscaban? Desviar la atención de los males y que los aficionados hablasen de otra cosa que no fuera el desastre de juego y marcadores. Esta historia se repite hasta la saciedad. ¡Mis canas no son de teñirme!
Y me da pena que hubiera partido ayer, porque nos han recortado a la mitad los días de disfrute que tanto nos merecemos y se merecen. Como el equipo dio la cara en todo momento, como acertó en dos de las muchas que tuvo, como defendió con uñas y dientes, adargas y broqueles, la victoria solo queda gozar y deleitarse. Lo mismo me da con las galletas antedichas que con una tabletita de chocolate con pasas Cadbury, aquel que descubrí en Ceuta mientras hacía la mili. ¡Una perdición de origen inglés! Eso, con una copita de quitapenas… allez up. Enero suele ser un mes complicado porque si estás en la segunda competición, se amontonan partidos, llegan las rotaciones, las lesiones, los partidos raros, lo que queráis. El Betis juega a lo mismo que nosotros, aunque militando en la Europa League deba afrontar tres frentes casi al mismo tiempo y eso, guste o no, pasa factura. Lo sabemos por experiencia y porque es imposible mantener durante mucho tiempo el mismo nivel de juego y tanteadores. Es el momento de los entrenadores. Apuestas y equilibrios. Imanol decidió cambiar a siete de los protagonistas titulares en Chamartín. Traje nuevo. Pensaba, obviamente, en el partido del lunes que viene ante el Espanyol porque ahí nos jugamos las pestañas.
Sucede que el técnico oriotarra no quiere tirar este torneo por la borda, porque desea (lo dijo en su última rueda de prensa) que la afición disfrute y disponga de las máximas razones para ser feliz. Más allá del empate sin goles que no es un mal resultado, quiero parar el reloj en el 83 del partido. Luca Sangalli fue titular después de tanto tiempo conviviendo con los problemas de salud y su cabeza dando vueltas a la inesperada situación. Ayer volvió. El míster le cambió en ese minuto para que entrara Januzaj. Es entonces cuando la afición bética hace sonar las palmas, porque sabe de sobra lo que ha vivido el futbolista en las semanas precedentes. El jugador devuelve los aplausos, cuando seguro que dentro de sí anidaban todo tipo de sentimientos y emociones. Eso también es juego, fútbol, deporte y deportividad. Me apetece destacarlo. El partido por lo demás propuso de casi todo, menos de goles. Los postes se alinearon con nosotros. Rulli, también. En el trajín de las idas y venidas dispusimos de alguna ocasión. Quizás la de Juanmi fue la más clara. Hubiera sido imponente marcar y ganar sin encajar goles. Es un resultado parecido al de la anterior eliminatoria frente al Celta en Balaídos, aunque sin tantos. No será fácil hacer doblar la cerviz a un equipo con buenos futbolistas y recursos tácticos. En la Liga nos ganaron por la mínima con el gol de Junior que anoche no estaba. Si apetece hacer comparaciones, mejoramos y progresamos. Dos partidos seguidos sin encajar. Ni tan mal. Titulo arriba que me daba cierta pena que anoche hubiera partido, porque el gustito del domingo lo iba a hacer desaparecer la cita de ayer. Como es un resultado digno, prolongamos la huella que dejó la victoria y ansiamos que se alargue un poco más. Al menos, hasta el lunes.
Supongo que Imanol volverá a mover fichas y peones. Ha puesto en escena a 19 jugadores en dos encuentros. Cuando dice que cuenta con todos, lo confirma con hechos, esperando la mejor respuesta y compromisos de los futbolistas. Por ahora, la cosa pinta. ¡Que dure!