La UEFA hace tiempo que dijo “aquí estoy yo”. Desde entonces reparte estopa a diestro y siniestro y sobre todo recauda. Se esfuerza en mantener el buen orden, la trasparencia y un particular código ético en el que todos deben cumplir con sus obligaciones. El Málaga era uno de los incumplidores.
Fue sancionado el pasado 21 de diciembre por la UEFA sin participar en competición europea durante dos años por deudas con la Administración Pública. El 16 de mayo el club andaluz recibió una comunicación de la UEFA en la que su comité de control financiero informaba de que, tras el análisis de la situación del club a 31 del pasado de marzo, dejaba sin efecto el segundo año de sanción sin participación en un torneo europeo. Es decir, le dejaba con castigo de un año.
Los malagueños recurrieron a todas las instancias, incluido el TAS, que hace unos días celebró la vista oral en la que el conjunto andaluz argumentó haber cumplido los parámetros exigidos por el ‘juego limpio financiero’ impuesto por la UEFA.
Analizados todos los pormenores, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) ha desestimado el recurso presentado por la sanción impuesta por la UEFA y no podrá disputar la próxima edición de la Liga Europa, a la que tenía derecho tras haber quedado sexto clasificado en la Liga.
Sin más recurso que el del pataleo el club de la Rosaleda se lleva una multa económica de trescientos mil euros y un año sin competir en Europa. Todo apunta a reconstrucción. El entrenador Pellegrini se ha ido al Manchester City, Joaquín ha sido traspasado a la Fiorentina; Iturra se compromete con el Granada y a Isco se lo rifa media Europa. Demichelis se deja querer y aún han de pasar más cosas.
Por tanto, el séptimo clasificado en la liga podría participar en Europa, pero el Rayo se encuentra en las mismas. No tiene licencia UEFA por parecidas razones y es más que probable que corriendo el escalafón sea el Sevilla el principal beneficiado.