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¡Zarpazo…!

La Real Sociedad y el Athletic de Bilbao militaban en Primera División el 28 de enero de 2007. Ambos se enfrentaron en Anoeta (2-2) por última vez en partido oficial. Dos años más tarde, los rojiblancos siguen en la máxima categoría, alcanzan la final de Copa y se muestran como un equipo con la plantilla renovada y con el soporte indiscutible de su fervorosa afición. Y aunque en las asambleas cueste aprobar los presupuestos y la falta de liquidez sea una constante de una situación financiera poco halagüeña, todos cierran filas en torno a una idea.


Todo lo contrario sucede en el entorno de la Real Sociedad. Convivimos con un club machacado por la sucesión constante de atropellos. Todo vale con tal de cargarse a un presidente, a sus consejeros, a sus directores deportivos. Las campañas de acoso y derribo han llevado al club a la bancarrota económica y deportiva. El 30 de junio del 2005, último día del mandato de José Luis Astiazarán, la Real contaba con una gestión deportiva ejemplar. Roberto Olabe en los despachos y Jose Mari Amorrortu en el banquillo. Hoy, ambos, ejercen su labor profesional en Valladolid y Atco. de Madrid, respectivamente.

El club consolidaba una plantilla con Karpin, Kovacevic, Luiz Alberto, Brechet y Nihat, con el soporte de futbolistas de la casa, Labaka, Jauregi, Alberto, Aranburu, Rekarte, Alkiza, Gabilondo, Barkero, a los que se unían De Paula, Mikel Alonso y los jóvenes Xabi Prieto, Garrido, Riesgo, Larrea, Markel, Oskitz, Agirretxe, Juan Domínguez, Mikel González, además de Arteta, el refuerzo con el que se quiso suplir el traspaso de Xabi Alonso. El club, con el apoyo de todos los abonados y la gestión de otros recursos, conseguía vivir entre las dificultades. Merecía la pena aquella apuesta, aunque fuera con riesgos.

El interés de algunos medios de comunicación por recuperar el poder perdido no dejó quieto el escenario hasta que consiguió derrocar a quienes gestionaban la entidad. Sirvió todo para lograr el objetivo, incluidas las acusaciones nunca probadas de malversación. Muerte el perro, no se acabó la rabia. En tres años y medio pasaron por la silla presidencial Miguel Fuentes, María de la Peña, Juan Larzábal, Iñaki Badiola y Jokin Aperribay. En el banquillo se sentaron Jose Mari Amorrortu, Gonzalo Arconada, Jose Mari Bakero, Miguel Angel Lotina, Cris Coleman, Joserra Eizmendi, Juanma Lillo…¿Qué empresa soportaría semejante desfile?.

Obvio hablar de Zubieta y de los cambios de personas que por allí pasaron. Contratos bien nutridos de millones, ceses, denuncias, juzgados. Vamos, una auténtica hecatombe organizativa que unos y otros alimentaron sin tregua. En este tiempo no se dio una sola a derechas. Y así estamos. Damos pena. Deambulamos en Segunda División. Apenas nos queda patrimonio económico y deportivo. No se atisba liderazgo por ninguna parte. Sometidos a Ley Concursal, tratamos de sobrevivir. Los responsables, todos, de rositas. Como si nada hubiese pasado. Es fácil echar la culpa al pasado, al empedrado, pero la realidad es tan cruda como real. La evidencia enseña dos entidades que hace dos años competían de frente, con sus medios y sana rivalidad. Hoy, mientras unos pegan un zarpazo, los otros asisten a un desmoronamiento inconcebible.

Iñaki de Mujika