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Díaz de Cerio

Iñigo Díaz de Cerio no es un futbolista al uso. Sobre todo fuera de los terrenos de juego en donde maneja muy bien los tiempos y la opinión. Hace unos meses fue triste noticia por la fractura de tibia y peroné que sufrió en el partido contra el Éibar y que desde entonces le alejó de la hierba y porterías rivales.

 


Coincidió todo con el proceso de renovación de su contrato y con el cambio de equipo dirigente. Badiola le hizo una oferta verbal que no se cerró y los nuevos directivos no consiguen convencerle con una "oferta menor". El tiempo corre más a favor del jugador que de la entidad, entre otras cosas, porque la Real no ofrece argumentos deportivos mejores, ni mucho menos económicos.

El nacimiento de su hija impidió hasta hoy su comparecencia pública. La única entrevista fue la que mantuvimos ante las cámaras de Gipuzkoa Telebista hace tres semanas. El contenido de la misma, para qué negarlo, levantó ampollas y pocas esperanzas. Pese a las reiteradas solicitudes, Iñigo Díaz de Cerio demoró su puesta en escena. Le he escuchado atentamente y no ha variado un solo ápice el discurso:

"Es un momento importante en mi carrera deportiva y la decisión a tomar marcará mi futuro. Las negociaciones con la Real no están cerradas, pero sigue habiendo muchas diferencias y está difícil. Si no hubiera nada que hacer no estaría negociando sólo con la Real. No he firmado nada con otro club. Estoy hablando con la Real porque tengo voluntad de llegar a un acuerdo con ellos. Ya saben cuáles son mis expectativas y el camino a seguir. Hablan de proyecto de futuro y eso me llena".

Argumenta la decisión final sobre tres soportes: personal, deportivo y económico. A día de hoy, como he dicho, en los dos últimos la Real está en desventaja. En lo personal, las cosas le pertenecen exclusivamente a él. Es un individuo con la cabeza amueblada, con una capacidad de reflexión no habitual en el sector al que pertenece. Es libre para adoptar una decisión sobre su futuro. La esperamos muchos no exentos de curiosidad.

Es un caballero. Ni una mala palabra, ni un solo reproche. Nada que permita contestarle. Incluso destacó el comportamiento excelente del actual presidente Aperribay. Pocos creen en su continuidad. Reconoce también que la gente en la calle le desea suerte cuando "yo no me ido". Por eso, la sensación generalizada es que se marcha, pero con Iñigo Díaz de Cerio cualquier cosa puede suceder. El es así. A su manera.

 

Iñaki de Mujika