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La naranja mecánica

Las casas de apuestas deben haberse frotado las manos con el Mundial de Sudáfrica, porque supongo que no fueron muchos los que pusieron Holanda como finalista. Los tulipanes vuelven por sus fueros y encuentran en el horizonte la oportunidad de ganar por primera vez este campeonato. Superaron en semifinales a Uruguay (3-2) y esperan rival. Sea quien sea, será la primera vez que un equipo europeo gane el título fuera de su continente. Las estadísticas, dicen, están para romperse. 

Holanda no enamora por su fútbol, pero tiene pegada, velocidad y buena contra. La defensa es aseada y por ahora el balance les ha sido favorable. Su técnico Van Marwijk no es mediático, pero lleva dirigidos catorce partidos y los ha ganado todos. Si lo hace en el próximo, pasará a la historia de su pais y del campeonato. En tiempos pretéritos "la naranja mecánica" cautivaba por su fútbol y por la calidad de sus jugadores. La engrasada máquina funcionaba a la perfección salvo en las finales. Perdió dos en la década de los setenta.

Uruguay dio la cara y la talla con sus recursos. Menores, porque la expulsión de Luis Suárez ante Ghana le privó de contar con un futbolista cuya ausencia se notó en las fases de dominio charrúa. Sin haber pegado un palo algua, Giovanni Van Bronckhorst (18′) abrió el marcador con un zurdazo imponente. No fue menor el de Diego Forlán al borde del descanso. Tras éste, llegaron las mejores opciones del equipo de Tabarez. Sin embargo, Wesley Sneijder y Robben, los mejores referentes, supieron aprovechar la fase de dominio europeo, notable tras la entrada al campo de Rafa Van der Vaart. En el descuento Maximiliano Pereira firmó el 3-2. Los uruguayos rozaron el empate en una melée que finalmente resolvieron los vencedores.
Holanda se apasiona con solo pensar en el éxito final. Los exjugadores del Real Madrid llevan un año triunfal desde que salieron del Bernabeu. Sneijder lo ganó todo con Mourinho y Robben sólo perdió, precisamente, la final de Champions de la mano de Van Gaal. Por su parte, Uruguay se va con la cabeza alta porque su papel al principio no apuntaba tan alto, pero el orden, la disciplina y ciertos recursos imaginativos (Forlán) le acercaron mucho a la gran sorpresa.

Iñaki de Mujika