Iñaki de MujikaNo entiendo mucho de Fórmula 1. Es decir, soy un mero espectador que de vez en cuando se sienta delante de la pantalla y comprueba lo que sucede. Sucedió este domingo en el circuito de Sepang donde llovía a mares en mitad de la carrera. Luego, se reanudó todo y concluyó de manera impensable. A lo visto, los neumáticos juegan un papel preferencial y además no funcionan del mismo modo en unos coches que en otros.
Incluso, el mismo coche se comporta de distinto modo sobre seco o sobre mojado. Fernando Alonso además es muy buen piloto y lo demuestra cuando aparece la ocasión. Por eso, pese a salir en un puesto poco trascendente en la parrilla de salida, remontó hasta subir a lo más alto del podio y celebrar una victoria que nadie esperaba.
Pero detrás del asturiano apareció Sergio Pérez, “Checo”, un mejicano que no controlaba, que surgió como de la nada para colarse segundo y hacer maravillas con su Sauber. Alonso estaba más preocupado de los que venían por detrás. Preguntaba por radio dónde estaba Vettel. Cuando le dijeron que muy atrás, apretó los dientes y se fue a por la victoria en un circuito que adora, porque en el consiguió su primera victoria y la última y además sale encabezando la clasificación.
Dicen que Ferrari no da la talla, que el coche no está en las mejores condiciones y que dispone de margen de mejora. Pese a felicitar a todos por el esfuerzo del fin de semana, hay carencias y el coche no parece estar al nivel de los Mc Laren, los Red Bull o incluso los Mercedes, pero cuando las oportunidades surgen conviene no desaprovecharlas y en eso el asturiano es maestro.
