Valero Rivera, las dos con “v”, decide marcharse a Catar. Coge el portante y se va a un territorio que maneja dividendos, apuesta por el deporte y propone una serie de citas de orden mundial que llevarán allí a lo más granado de las modalidades. de fútbol, balonmano, pruebas de Fórmula 1 y lo que se tercie porque el petrodólar a estas alturas lo puede todo.
El técnico aragonés ha cumplido 60 años y se encuentra con fuerzas suficientes para iniciar proyectos nuevos. El curriculum de victorias es incuestionable e inigualable. No le falta nada en sus vitrinas, después del campeonato del mundo conseguido hace un par de meses con el triunfo en la final ante los daneses.
Coincidió el éxito con la conclusión del mandato como presidente de su principal valedor Juan de Dios Román. Ambos se apoyaron para hacer posible un hito deportivo que reforzó la santa alianza de dos técnicos que se conocen de sobra y fueron rivales durante mucho tiempo. El presidente dejará de serlo en un par de semanas y los candidatos a sucederle, son a esta hora, simplemente candidatos.
Uno de ellos, Joseja Hombrados, habló con él para conocer sus planes e intenciones. El otro, Francisco Blázquez, no ha sido capaz siquiera de descolgar el teléfono para interesarse. A la vista del panorama y con la situación económica de la federación poco había que esperar si cuentas con una oferta suculenta como la catarí. Apuesta firme por el entrenador y trabajo para tiempo.
Valero Rivera mantiene abierta su oficina de representación de jugadores y a muchos, entre ellos su hijo, les ha buscado acomodo lejos de su entorno habitual. Ahora, con la apertura de nuevos mercados, es posible que más allá de Francia, Alemania o Hungría nos encontremos con deportistas en países árabes y emergentes en el deporte. También los técnicos han decidido traspasar los pirineos y el año próximo algunos clásicos de los banquillos de aquí (Pastor, Cadenas, Ortega, Valero) verán los toros desde distinta barrera.
Esta fuga de cerebros va a dejar la competición doméstica absolutamente esquilmada y la que fue mejor liga del mundo, la Asobal, no va a ir más allá del patio de mi casa, que, eso sí, seguirá siendo particular y pobre. Quedará la historia de los mejores momentos, con grandes jugadores y espléndidos técnicos. Valero, entre ellos.