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El cocherito, leré, me dijo anoche, leré…

“Que si quería, leré, montar en coche, leré. Y yo le dije, leré, con gran salero, leré, no quiero coche, leré, que me mareo, leré. Si te mareas, leré, a la botica, leré,  que el boticario, leré, te dé pastillas, leré”.

Diez minutos después de que Rubinos pitara el final del partido y en el rellano del cuarto piso del estadio, aún quedaban restos alegres del beaterío cantando “El cocherito”. A carcajada limpia. Algo movidas. Como si llevaran puesto un gin-tonic en el sitio de la bufanda, trataban de bajar las escaleras las señoras Pía Arrieta, Pilartxo Zaldua, Pepi Zumalakarregi, Puri Ruiz y Presen Goitia. Las cinco “pes” hacían corro a mandíbula batiente.

Por detrás, sus maridos. Las cinco “erres” Romualdo Buenaventura, Remigio Andrade, Ramón Castañeda, Ricardo Sagasta y René Fréche, francés como usted bien se supone. También movidos. Bien comidos y bien servidos. Algo más que txistorra y  armagnac. Abrigados hasta los ojos, con unos purazos que echaban humo. También a carcajadas, sin cantar, pero hablando para tres pisos del estadio. Contentos. Contentas.

Cerré el chiringuito de mi gélida cabina de radio y bajé tras ellos, entre atónito y curioso. Con los huevos sin volver todavía a su sitio.¡ Cuánto acojono!. Les adelanté en el tercero y aceleré en el segundo. Palco presidencial. Pasé de largo y llegué a la sala de prensa. Se agradece el chocolatito y el turrón, que es una forma de decirles a ustedes que todo el mundo en este club se lo va a comer gracias a su esfuerzo. Es necesario ayudar a los necesitados, precisamente cuando más hace falta. Los abrazos entre los componentes del banquillo, al final de la contienda, fueron significativos.

Y puede cantar el cocherito, o bailar la yenka, si le apetece, Igor Gabilondo, porque le hacía falta ese gol, y un partido de 90 minutos y el calor y el cariño que lleva tanto tiempo sin sentir. Debe mirar hacia delante. Lo mismo que Xabi Prieto, que si quiere puede bailar y cantar “El zapateo de Sarasate”, o “Sur le Pont d’Avignon”, porque domina el francés, el griego, el árabe o el arameo que son idiomas del fútbol. Y, para terminar animo, a todos los que tienen a bien leerme, a cantar y sentirse orgullosos de este equipo.

Iñaki de Mujika