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¡Hasta luego, Lucas!

Una amable señora, Maria Dolores Gaytán Ruiz de Mandorla, ha tenido a bien enviarme una carta en la que me escribe que se lo pasa muy bien leyendo este artículo, porque es el “único sitio en el que no hay drama, que no se pone a parir al equipo y que encima te diviertes”. Se lo agradezco mucho, porque a veces no es fácil hacer una cosa entretenida, si los que nos tienen que jalear e inspirar, los futbolistas, no dan una a derechas. Anoche, los goles de Mikel Alonso y Mark nos llevaron por el buen camino. ¡Loada sea su puntería y el churro del segundo. Todos valen lo mismo.

Ayer volví a Villarreal. El campo está en la Champions, el equipo también. Aquí venías a conquistar. Ahora, te conquista su equipazo, la clase de sus futbolistas, las mejoras evidentes, la ciudad deportiva ejemplar que han construido, la pasta que tienen… El Arsenal, Pellegrini, las lesiones y los comités nos pusieron en frente un enemigo poco postinero. Al saber que once de los habituales no estaban en la lista, nos pusimos contentos, nos relajamos, pero gritamos ¡Peligro!.Me dan “yuyu” estas situaciones, en las que tienes todo de cara, te relajas porque lo ves más fácil y luego te pegas una toña de la que no te levantas en tres trimestres. Lección aprendida, tres puntos y a falta de una victoria para que este beaterio coja un ciclón inenarrable.

Cenamos de víspera en “Azores” que es un acogedor restaurante de una señora navarra de Tudela y del Osasuna que, se lo pueden imaginar, está loca de contenta con su equipo. Pulpo, gambas al ajillo, coquinas (una especie de txirlas venidas a menos) y chuleta a la piedra. Helado de turrón. Nos invitó a los cafés y a los chupitos. Nos deseó suerte. Esta vez, jornada previa nos retiramos sin pasar por “Nabucodonosor”, lugar en el que la feligresía se lo pasa habitualmente “tetíbiris” (teta, por si no me entienden). Ayer me tiraron encima una cerveza, se me ralló la cámara de fotos y perdí mis gafas de aumento. Menos mal que sólo pasaron control antidopaje Mikel Alonso y “Bombetti”, porque si tengo que ir al “pipiroom”, ya me han visto, o más bien me han oído con un “Hasta luego, Lucas”, que es lo que ansío decir el próximo domingo a las siete menos cuarto de la tarde.

Iñaki de Mujika