Que por esta apartada orilla, ha pasado un equipo de Sevilla y nos ha dejado sin voz. ¿No es verdad ángel de amor que nos ha entrado la tiritona y que cómo perdamos en Cádiz sólo nos queda Barcelona?. ¿No es verdad ángel de amor que por Anoeta aún falta el Celta y que, viendo la marcha que lleva, va a hacer falta una revuelta?.No es verdad ángel de amor…que en esta apartada orilla la luna casi no brilla y no respira ni dios.
Hagan juego señores y saquen las matemáticas, la física, la química y el rosario. Póngase a hacer cuentas y lleguen a la conclusión que quieran, pero la evidencia es que nos falta una victoria, tres puntos y confiar que el sentido común, lo previsible, lo que se intuye…sea al final la realidad y que este equipo que nos lleva por el camino de la pasión apasionante y apasionada se quede en Primera y que el santo beaterio recupere el habla que casi tiene perdida.
Porque que el Mallorca gane en Madrid no era muy esperado, que nosotros perdamos con el Sevilla, probablemente tampoco. Al menos, con la sensación de ser muy inferiores, con la sensación de no mandar, de no poder, de no llegar, de no rematar. Y eso que estaban cansados, que venían de juerga ferial (anoche la repitieron al llegar al aeropuerto de San Pablo), que habían jugado una prórroga, que sobre el césped no vimos ni a Maresca, ni a Saviola, ni a Makukula, ni a Ocio, ni a Luis el de las Pelucas. Decían que en los últimos diez años no habían ganado nunca en Anoeta, que la Real hace buenos resultados con Rubinos…¡Caca, culo, pís!.
Ahora a convivir con las especulaciones. Que si el Alavés no le gana al Betis, que si pierde en la Cochinchina y luego se desborda el Zadorra…descienden. Que si el Cádiz no nos gana, luego en Getafe la pifia y cogen todos catarro culero…descienden. Que como el Málaga ya se ha ido de este mundo, quedan dos por decidir y que nosotros no somos los elegidos, siempre y cuando no nos empeñemos en distraer a nuestro apurado colectivo. Porque en esta semana de aurreskus y txapelas, paseillos y homenajes, vídeos y CDs…al equipo lo hemos descentrado lo suficiente como para que las cosas que iban por el buen camino se disloquen. ¿No es verdad ángel de amor que se nos puede poner el asunto peor?. ¡Y mejor!.