Quienes hacemos radio y pasamos muchas horas en los estudios y en la redacción, agradecemos cada toma de aire fresco. Un día, hace unos cuantos años, alguien tuvo la idea de salir a la calle a hacer programas. Constituía una buena oportunidad para darnos a conocer y sentirnos más cerca de los oyentes.
Decidimos que “La Movida” debía ser una especie de conejillo de indias con el que comprobar la dimensión del proyecto. Así empezamos y así seguimos, porque el martes 16 de octubre iniciamos el nuevo curso. Dependemos de lo que el departamento comercial contrata y de la incidencia en los famosos “estudios de audiencia” a los que no hago el menor caso, porque nunca he creído en ellos.
Al principio, cuando empecé mi carrera profesional en las ondas, los estudiaba con atención, pero con los años me he ido encontrando con tantas barbaridades “imposibles” que he perdido la confianza en ellos. ¡Y eso que me han dado casi siempre muy bien!, modestia aparte.
Retomando el asunto, vuelvo a la primera salida. Destino Soraluze. Se trata de llegar-no es fácil-al barrio alto “Ezozia auzoa”, para alcanzar Armendia Jatetxea, el restaurante en el que termina la carretera de acceso. Allí hay un santuario, Virgen de Ezozia, parking suficiente, senderos, paisajes y sosiego. Se agradece. Un parque para niños añade una opción más para quienes deseen probarlo.
Entre semana, menú del día y los “findes” carta amplia con opciones concretas. Invité a compartir mesa y mantel a Xabi Gurrutxaga y Dani Martino, jugadores del Éibar. El primero debía acudir puntual a su clase de ingles. Le agradezco el esfuerzo, porque no es fácil levantarse de una mesa en mitad del jolgorio. ¡Volvió para los postres!. Oier Oregi, fisioterapeuta por cuyas manos pasan muchos deportistas famosos, reconoció su papel añadido de “confesor”. Iñigo Chaurreau y Pedro Horrillo nos contaron la problemática del ciclismo actual. Aitor Rementería nos invitó a participar en la carrera popular pedrestre “Plaentxi-Bergara”, en tanto que el pelotari Aritz Laskurain confesó sus deseos de competir en el mano parejas.
Xabi Iribar hizo de anfitrión y nos presentó “un largo menú”. Micuit de Foie con tostadas, fritos calientes “a reventar”, incluidas las chuletas de cordero a la bechamel y hojaldres rellenos, merluza con kokotxas, chuleta con patatas. Con dificultades llegamos al postre. Dos souflés, para nueve. Café, chupitos. Agua y rioja, sin pasarnos. ¡Aseguro que no era una boda, pero salimos reventados!. Encima, lució el sol y salió un día de esos que llamamos “maravilloso”. Ni una sola nube en el soleado cielo de Soraluze.