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Txantxangorri…

Es el nombre de un pájaro, "Petirrojo". Ave timorata, asustadiza, con un plumaje atractivo y el pecho rojizo, circunstancia que le da el nombre. Esa simplicidad decidió un día que "Txantxangorri" debía ser el título de un edificio pequeño, marinero, sito en el centro de Hondarribia, dedicado a pintxos y copas que en 1996 convirtió en comedor su tercera planta.

Allí entre maderas de artesonados y ambiente muy acogedor, apenas diez mesas acogen a los comensales que quieran decidirse. Mi primo Jaime, el decorador, me había animado muchas a veces a que probara. He tardado mucho, quizás demasiado, en aceptar la sugerencia.

Con Unai Arrieta, jugador de balonmano, me unen muchas cosas. La forma de analizar las situaciones, el gusto por la psicología que estudia, la competición, la defensa de los colores…Las charlas con él son siempre agradables. Al cabo del año no tenemos muchos momentos. Por eso, cuando nos encontramos, sabemos que nos espera una larga conversación. Nos regalamos libros. El último me lo ha traído de Argentina. "A nadie le gusta la soledad", de María Fasce.

Fue un jueves de octubre. Entendí que era la oportunidad. Nos presentamos sin reserva y Miren nos atendió amablemente. Ella, en la sala, y Julio, en el fogón, determinan buena parte del éxito. Nos dejamos aconsejar. Como casi siempre. Un verdejo frío para acompañar una ensalada templada de setas y magret, un carpaccio de rape y una lubina en salsa sobre fondo de pasta y langostinos. Unai se atrevió con un bizcocho con emulsión de chocolate caliente y helado, mientras que yo me despachaba un sorbete de pacharán. Por aquello de disimular, una menta poleo cerró el encuentro. No llegamos a 65 euros entre los dos. Si tenemos en cuenta que nos ofrecieron un aperitivo, la relación calidad-precio es excelente. Conviene también resaltar, por la crisis que en este sentido arrastra el sector, que fuimos muy bien atendidos y servidos.

Txantxangorri tiene una terraza exterior para el verano, en donde te sirven las raciones que quieras y de lo que quieras. Se llena. Bordan los mejillones en salsa. La caza y las carnes son también especialidad de la casa, así como los pescados. Del barco, a la mesa. Esa es la ventaja de vivir tan cerca del mar. La barra de vinos y pintxos del "Txantxangorri" es atrayente. Todo entra por los ojos. A la vista y al paladar. Buenos vinos de Rioja, con Remelluri por bandera. Las cuadrillas típicas de amigos, matrimonios o parejas que conocen el lugar nunca pasan de largo.

Iñaki de Mujika