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¡Un cuento de chinos!

La llegada del Sporting a Anoeta vino acompañada de miles de seguidores que jalearon a los suyos, muy superiores a una  triste Real. La semana nos ha traído la posibilidad de que un grupo de empresarios con capital chino desembarque en el club y hago posible un futuro más halagüeño que el que se vislumbra. 

Ya están aquí. Llegan los chinos como única y ¿última? tabla de salvación a la que agarrarnos. Estamos tan mal de pelas que se buscan las soluciones dónde sea y cómo sea. Intentar cuadrar un presupuesto a la espera de que llegué el maná en forma de once millones de euros, se antoja, cuando menos, atrevido. Pretender apuntalar la entidad, reforzarla y hacerla competitiva, suena a utopía a la vista de las medidas correctoras que se adoptan. Más para sobrevivir que para otra cosa.

Cuando el asunto se puso crudo, no quedó más remedio que arrear por donde fuera. Como las instituciones ya están bastante esquilmadas, las entidades de ahorro desgastadas y la ampliación de capital dio lo que dio, se busca en la diáspora. Las reuniones, en Milán. Las últimas y las primeras. Chinos, rusos o ucranianos del petróleo. Empresas y diversidad de capitales. Exigencia de documentos que garanticen, aseguren sin riesgo, y avalen desde la pulcritud esta operación llamada a conquistar al beaterio txuriurdin.

El club tiene acciones para vender a barrabarra, porque la ampliación no fue lo que se pretendía. Esas están ahí, si la ley no lo impide, a la espera de un grupo de valientes que las compren. Respetarán el 2%, o se cambiará la disposición. Apoyarán por detrás, sin aparecer, y pondrán al frente de la sociedad un "guiputxi" de su confianza e independencia. Elegirán un grupo de consejeros que marque otra pauta bien distinta y otro paso, tratando de volver a ser lo que fuimos. Con otros oráculos.

No veo otra alternativa. Fracasado el proyecto económico y deportivo de los actuales mandatarios, ¿qué nos queda?. Tierra quemada. Deudas, desequilibrio presupuestario, tibieza deportiva…con esos argumentos en la mesa no estamos para cohetes. En el horizonte, un centenario que se merece caras nuevas, proyectos atrayentes y un equipo en Primera División.

Hasta que eso llegue, los jugadores, nuestro único y real activo, conviven con todas las dificultades. Ayer fue el Sporting el que nos pasó por encima en una segunda parte descomunal. Nos hicieron sufrir en el campo, a base de táctica, condición física y calidad. En eso, fuimos inferiores. Que Diego Castro marcara el gol del triunfo no fue, lamentablemente, un cuento chino.

Iñaki de Mujika