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¡Que si quieres arroz, Catalina!

Cuenta la leyenda, o la tradición, que allá por el siglo XV una mujer llamada Catalina casó con un judío. Ambos se ponían las botas de arroz, porque le atribuían propiedades medicinales y curativas, además de lo mucho que alimentaba. Se lo contaban a cuantos conocían. Arroz "palante", arroz "patrás". Sólo hablaban del cereal, hartando a la feligresía. No tenían otro tema de conversación.

Llegó el día en que la vida de Catalina se apagaba. Quisieron los vecinos despedirse en el lecho de muerte. Le fueron a visitar y, a modo de choteo, le decían "¿Quieres arroz, Catalina?". Y como ésta se moría y era difícil comprender su respuesta, le repetían: "Que si quieres arroz, Catalina". Y Catalina se murió y la leyenda con ella.

Ayer en Alicante compartí mesa en la Calle Mayor. Paella de marisco para no variar."Bichitos" con arroz y el "tapón" -si prefieren, atasco– tradicional que corresponde a dicha especialidad culinaria. El tapón, esta vez de coches, se acrecentó a medida que nos acercábamos al Rico Pérez. Una vez dentro, llegó  "el tercer" atasco, el de nuestro equipo sobre el césped. Un primer tiempo incalificable. Triste, como un féretro. Nada que sorprenda. Les invito a un ejercicio de agudeza visual. Métanse en Internet, acudan a la página web de la Real. Pinchen la noticia que informa del capital chino y esas cosas. Vean las fotos de los consejeros sentados en las dos primeras filas… y entenderán lo que escribo. Implacable rictus.

Veníamos de perder en Soria, en casa frente al Sporting, y de empatar en Ferrol, con cara de pocos amigos. El Hércules-ya nos recordaron durante la semana que de 17 viajes nunca habíamos ganado aquí- aparecía de nuevo como otro enemigo con uñas, cuernos y colmillos retorcidos. Futbolistas de oficio. Nos metieron gol en saque de banda ¡a nuestro favor!.

Cambiamos de camiseta en el descanso, porque la primera parte era un batiburrillo de blancos, azules y negros que confundían todo. Incluso, las ideas de los nuestros. De blanco, nos transformamos. Empezamos a jugar como debíamos, porque el técnico acertó con los cambios y fuimos a por un partido que era nuestro. Falló la puntería y acertó Alba. Era la oportunidad de romper con el gafe y ganar en Alicante, pero…"Que si quieres arroz, Catalina".

 (Este artículo hace referencia al encuentro Hércules- Real Sociedad disputado en Alicante el 4 de noviembre de 2007. Concluyó con empate a un tanto.)

Iñaki de Mujika