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¿Qué va a ser de nosotros?

Este fin de semana he recorrido 1.148 kms de carretera para ver un empate que debió ser victoria. La mitad a la ida, el resto a la vuelta. Me gusta viajar solo y darle vueltas a la cabeza tratando de encontrar el camino más exacto que me ayude a salir de los atascos. No los circulatorios, sino los mentales. Ciertamente, ahora me encuentro en uno de ellos. No es fácil digerir tantas dosis informativas, ni tantos procesos en los que la razón no te da suficientes respuestas y la imaginación está ya agotada como para encontrarlas.

Ayer en Tarragona nuestro equipo salió a dar la cara frente a un rival con el que se midió hace unos meses. Entonces ganamos y nos aferramos a una hipotética tabla de salvación que no nos sirvió de nada. Me apetecía mucho el partido, sobre todo por conocer cuál iba a ser la actitud de este grupo de futbolistas, abandonado a su suerte, que sigue mirando a su alrededor y no encuentra mejores referencias que las del desánimo, la duda y la incertidumbre. ¿Qué va a ser de nosotros?,se deben preguntar a esta hora quienes constituyen el patrimonio real y tangible de la sociedad.

Coleman asiste atónito al espectáculo y busca también respuestas. Se decide por repetir elenco con Mikel González en lugar del lesionado Labaka. Se supone que lejos de casa hay menos tensión. El Nastic goza de ese privilegio, dando la sensación de vivir en paz y gloria de su proyecto. Sin embargo, los realistas le plantan cara y se van al contraataque. Aramburu tiene dos remates. Uno se va al palo y otro al centro para que lo pare el meta. Es el preámbulo del gol de Delibasic, el primero que marca con su nueva camiseta.

Se enfada el míster porque no reconocemos las cosas que su equipo hace bien. No estoy de acuerdo con esa interpretación. El primer tiempo mereció la pena. Sólo la jorobamos en la prolongación, cuando Víctor López se fue al vestuario antes que sus compañeros. Luego, Ansotegi. Otro honrado jugador que salió por el sacrificado Larrea. Nadie protesta, ni levanta la voz, ni se sale del carril de la opinión común. Han cerrado filas en torno a ellos mismos. Siguen haciendo camino, aunque la victoria se les niegue. Anoche, otra vez. Otro balón parado y un excelente cabezazo nos quitó la alegría que merecemos.

Va a comenzar la campaña que concluirá el 3 de enero próximo. Será año bisiesto. Hasta entonces vamos a asistir a una catarata de maniobras, declaraciones y demás partes de un elenco en el que cada cual querrá arrimar el ascua a su sardina. Sería gratificante que pensaran en el equipo y le ayudaran. Lo necesita.

(Este artículo se corresponde con el partido Nastic-Real Sociedad (1-1) disputado el 17.11.07)

Iñaki de Mujika