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El hábito hace al monje…

La temporada anterior se pasaron recordándome las maldades de Segunda División durante semanas, meses… En todas las conversaciones salía El Ejido, como si aquí viviera el fin del mundo, el demonio, la última tentación o el esqueleto sin carne de Carla Bruni. Lejos está. De eso, no hay duda. El pueblo ciertamente no aparece en los catálogos de monumentos turísticos importantes. Más bien, lo contrario. Eso sí, las sucursales bancarias se suceden en cada portal. Incluso es posible que superen en número a bares y tiendas. ¡Se nota que hay pasta!.

A diez kilómetros en la costa se encuentra Almerimar. Allí vivieron el cedido Barkero y un proyecto de futbolista llamado Avimileth Rivas. Incluso, un meta vasco, Kike Burgos, que defendió su portería y se ha quedado como preparador de los cancerberos del club. "¡Estamos tan a gustito!". Campo de golf, hoteles de campanillas, puerto con varias dársenas y muy buenos yates, además de una restauración suficiente como para no envidiar a nada, ni a nadie. Aquí se hospedó la Real, que viajó en avión y mejoró notablemente recientes excursiones viajeras en autobús y toda la pesca. En la distancia de ambas poblaciones, campos y campos cubiertos de plástico blanco, invernaderos que vistos desde el aire impresionan. El campo de fútbol con nombre de santo no es para nada lo peor que he pisado en el actual ejercicio y hoy, a esta hora, puedo escribir sin ruborizarme que he salido de este trance con nota alta. ¡No era para tanto!. ¡Exageraos, que sois unos exageraos!

Me esperaba Alex Shasha Tioumentsev, joven central que la pasada temporada defendía la camiseta del Bidasoa y que ahora se mantiene en la elite del balonmano, comprometido con el Keymare Almería. No hay nada mejor que conocer un cicerone para que te lleve por los sitios. Como son deportistas a los que no les sobra la fausha se garantiza cena buena, bonita, barata. Nadie te conoce. Es una gloria, porque así en algún garito te sueltes la poca melena que te queda, te pegas unos bailables con gin y te olvidas por un rato de la neura permanente que supone vivir esta profesión cada día más complicada. Así, como quien no quiere la cosa, te dan las cinco de la mañana y vuelves al hotel como tortuga tambaleante.

Como la edad es la edad, la recuperación es lenta. Ayer me levanté ferretero , con caja de clavos. Cochecito camino El Ejido. Luce el sol, temperatura por encima de lo normal y ¡ay, madre!, pinta de tortura sureña. Resoplo y me acuerdo de Castellón. Sensible diferencia de salida porque los nuestros saltan con la horizontal de Astore. La verdeamarilla se ha quedado en Zubieta y, en este caso, como el hábito hace al monje, los nuestros están muy guaperas y se les nota con otra chispa. Volvimos a la camiseta de rayas horizontales y ganamos. Cosas que pasan. Díaz de Cerio  volvió a los chicharros en el día en que todos nos acordamos de una persona buena, que atendía por Genaro

Iñaki de Mujika