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Y si sale un árbitro bueno..¡Mejor!

Cada vez que vengo a Cádiz me acuerdo inexorablemente de Camposoto, aquel lugar en el que uno hizo la instrucción militar durante tres meses. Se ubica en San Fernando, cerca de la capital gaditana. Vestido de verde, como tantos otros soldados, acudía al viejo Carranza, a la grada barata, para ver partidos de fútbol en el ’73. Los gaditanos vivían en Segunda. Recuerdo un Cádiz-Osasuna (1-0) con relativo follón.

Sucedía que la grada de marineros y guripas, domingo tras domingo, animaba siempre al equipo visitante (fuera quien fuera) para arrebato y maldecir de los seguidores amarillos. ¡Las entradas para niños y militares sin graduación costaban 10 pesetas!  Como cambian los tiempos. Ni hay soldados de verde, ni entradas por los suelos. Todo lo contrario, un campazo en fase reconstrucción y una grada unísona, poblada de amarillo.

Entonces mandaba quien mandaba. No había ni insumisos, ni objetores. Allí te tocaban diana, hacías gimnasia, corrías para siempre y te pegabas a un cetme hasta la jura. En medio, ejercicios de tiro. Fui capaz de lanzar un par de granadas, disparar, con bastante acierto, tiro a tiro a una diana y hacer el ridículo en un ejercicio llamado tiro ametrallador en el que la escopeta se volvía loca, arriba y abajo, sin que nadie fuera capaz de controlarla. ¡Que chute! Luego me destinaron a Ceuta y la tacita de plata pasó a ser recuerdo y no llegué ni a cabo.

Volví a este campo, reinante Toshack, en tarde calurosa veinte años después. Perdimos 2-1 y fue Uría el autor de nuestro tanto. Antes, en Copa, nos tocó lidiar un 0-0. Soporífero. El campo seguía igual. Hace un par de años, con la soga al cuello, empatamos a dos, gracias a Skoubo y Xabi Prieto. Era victoria, pero el linier de Esquinas Torres se inventó un penalti que Lobos aprovechó en el minuto 91 para nivelar la contienda. ¡Hartitos estábamos, y estamos, de tanto atropello! Porque ayer el catalán Miranda hizo honor a su apellido y en los momentos estelares se escondió como los colegiados poco valientes. La zamorana de Natalio en el segundo gol debió invalidar el tanto. El penalti a Delibasic en el descuento me pareció clamoroso, sin tele, ni opciones de repetición. ¡Tamaño penalti!

Entramos al césped con Málaga y Sporting a dos puntos. Iñigo volvió a marcar para poner en franquía un partido trabado, con poco disfrute de la pelota. Tras el descanso, un cuarto de hora de hecatombe. Patas arriba. Buena reacción con la experiencia por decisión. Salvamos un punto. Salimos del Carranza a cuatro. Debemos seguir y confiar en el grupo. No queda otra. Y si sale un árbitro bueno…mejor.

 

Iñaki de Mujika