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Unai Emery, el entrenador emergente

Se acaba de lanzar a una "misión imposible". Gobernar, mandar, decidir y obtener rendimientos en el banquillo del Valencia es todo un reto que en los últimos años ha estado al alcance de muy pocos. El vestuario "ché" ha contado con expertos técnicos de muchas nacionalidades y recorridos: Valdano, Ranieri, Cuper, Benítez, Quique Sánchez Flores, Koeman…por citar algunos.


Lo que queda de directiva o consejo valencianista entendió que el futuro pasaba por ofrecer la responsabilidad a Marcelino, el asturiano preparador del Racing. Tras su excelente temporada, concluida con el premio de plaza UEFA, le han llovido ofertas y rumores. El de Mestalla, el más fuerte y poderoso. ¡Ha dicho no!, porque entiende que no se dan las circunstancias favorables a su trabajo, bien porque los futbolistas del plantel no son los idóneos, o porque las promesas al respecto no se han cumplido.

Unai Emery, uno de los entrenadores emergentes del panorama futbolístico, se lo ha pensado menos, o sus condiciones de trabajo han sido otras. ¡Ha dicho sí!, entendiendo que esa es una oportunidad inmejorable para seguir creciendo. El toro dispone de amplia cornamenta, con demostrada capacidad de embestida y dispuesto a coger al diestro, en cuanto se descuide o desarme. Reto de alto nivel.

El hondarribitarra fue futbolista de ataque. La banda izquierda contaba con él como inquilino. Militó en el Sanse y en la Real, sin demasiada fortuna por culpa de las lesiones. Luego, Toledo, Ferrol, Leganés… Finalmente, Lorca, un equipo "perdido" de Segunda "B". Las cosas no iban bien. La directiva prescindió del entrenador Quique Yagüe y ofreció a Emery pasar del campo al banquillo. Aceptó y sus compañeros dejaron de serlo para convertirse en discípulos. Apareció el trabajo, el vídeo, el nuevo estilo y las ganas. Las muchas ganas de triunfar.

El Lorca fue creciendo hasta acceder en el último minuto al play-off de ascenso a Segunda. Pasó la primera eliminatoria y fue a encontrarse con el Real Unión de Irún, el equipo glorioso de sus antepasados. Perdió en la ida, pero ganó en Gal, prórroga incluida. Premio final y nuevas responsabilidades. Se gana la renovación. Los murcianos militan en categoría de plata, pero consiguen al final de la 2005-2006 la mejor clasificación que se recuerda.

Otro club que apunta alto cree en él y le ofrece una nueva alternativa. Al Almería ha llegado como director deportivo Roberto Olabe. Se conocen. Congenian quizás porque ambos son "enfermos del fútbol". Hacen equipo, dentro y fuera de la cancha con unos profesionales que devuelven al equipo andaluz a Primera División. El entrenador llega a la élite. Busca y rebusca como los "ratones de biblioteca" y conforma una plantilla competitiva que no solo mantiene al equipo en la máxima categoría, sino que supera en juego y resultados a grandes equipos. Entre ellos, el Valencia, su nueva andadura.

No va a ser fácil. La Copa ganada por los "ché" le permitirá medir sus fuerzas en Europa. Pero será en las competiciones domésticas donde le mirarán con lupa. Primero, los jugadores. Sometidos al "pim, pam, pum" de los últimos meses buscarán paz, acomodo y tal vez colaboren con su técnico porque les interesa salir del ojo del huracán. Los directivos, la prensa, el entorno no constituyen fuerzas menores. Pesan y deciden desde sus posiciones interesadas. Con eso deberá aprender a convivir.

Casi sin terminar la 2007-2008, la temporada venidera inicia con fuerza su nuevo proyecto. Guardiola, al Barça. Emery, al Valencia…Jóvenes y emergentes entrenadores que van a cambiar el panorama notablemente. Merecerá la pena hacerles seguimiento.

Iñaki de Mujika