¡Qué subidón!

¿Qué es la felicidad?. No sé. Probablemente sea imposible definirla, pero creo sentirla cerca. Me siento contento. Un subidón que diría la gente joven. Nuestro equipo, nuestra Unión de siempre, dio la talla ante el Real Madrid. Ha ganado 3-2 el partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Juan Domínguez, por dos veces, e Iñaki Goikoetxea mandaron la pelota al fondo del portal de Dudek. Higuain y Saviola lo hicieron por los madridistas. El equipo estuvo soberano.

Cinco mil personas han abarrotado Gal. El palco, a reventar, presidió un partido emocionante en el que los jugadores de Iñaki Goikoetxea han dado lo mejor de sí. Grandes desde el primer minuto en el que se abrió el marcador. Esperamos tantos años un momento así que lo valoro una enormidad. Me gusta que los futbolistas sientan la camiseta, como los seguidores defienden sus colores.

Han pasado ocho décadas desde que ambos equipos se enfrentaron en partido oficial. Entonces el balón llevaba pitorro. En el césped hoy había internacionales por doquier, todos en el bando visitante. Schuster reconoció que su equipo pudo especular con el partido de vuelta en el Bernabeu en donde piensa superar la eliminatoria. Así será, pero el bochorno que han pasado sus defensas, el taponazo que el Real Unión planteó en el centro del campo y la gran dignidad de la zaga guipuzcoana no hace sino valorar aún más el justo triunfo irundarra.

Ni un mal gesto, ni una mala patada, nada que ensombrezca la victoria legítima del conjunto de Iñaki Alonso que también pasa con nota esta reválida, al margen de lo que suceda en el encuentro de Madrid. El éxito lejos de nublar la vista y la cabeza del equipo debe servir para rearmar su moral y seguir aspirando al objetivo que todos conocen. Mientras tanto, toca sentirse orgulloso. Lo estoy en grado sumo.

FICHA TECNICA