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Del polvorón, a la croqueta…

Hace unos días entrevisté al responsable de una empresa de polvorones de Estepa. La más antigua, tradicional y artesana que los andaluces conocen. El señor quedó encantado con la charla. Llamó a la radio pidiendo la dirección y a los pocos días llegaba una caja de dos kilos con mantecados, alfajores, piñonadas, roscos de vino, etc. Un detalle que la plantilla de la emisora agradeció sobremanera dando buena cuenta del producto.

Días después llega una factura a nombre de "Dª Loyola Media", con carta en la que se dice textualmente: "Con la presente tenemos el gusto de acompañarle documentaciones correspondientes a su pedido, el cual fue despachado y enviado a esa ciudad". La documentación en cuestión alcanza los 18.20 euros, más 9.25 de gastos de envío. Es decir, nos animan a pagar 27,45 euros por el "detalle".

Llamamos a la fábrica, les decimos que nadie ha pedido nada y que los polvorones han sido un detalle del gerente. "Aquí consta que ustedes solicitan los polvorones y que nosotros los enviamos y los deben pagar". Pese a los intentos por explicarle el caso, la señora se cerró en banda y la transferencia ha sido realizada.

Cuento esta historia por el valor de la tenacidad. Erre que erre, defendiendo a la empresa. Esa virtud no nos sobró ayer en Anoeta. La primera parte fue un terror. Los futbolistas se ganaron una reprimenda en el descanso, porque el míster comprobó que sus jugadores andaban lights , o toca pelotas, o poco agresivos, o como usted quiera. O reaccionaban, o a las catacumbas. El golazo de Xabi Castillo movió los cimientos del estadio y el trasero de los asistentes que se levantaron a aplaudir. El 1-0 valió tres puntos y con ellos alcanzar 19. Y lo que son las cosas. Justo ahora hace un año, la Real de entonces sólo sumaba 15. Quiere ello decir que si tomamos como buena aquella referencia, hoy somos mejores, pese a las lesiones, la concursal, la penuria económica, las ruedas de prensa y lo que se tercie. Sobre este club cae de todo.

Ayer me fije en Necati. No marcó, pero le hicieron un penalti. Se movió y jugó con criterio. Me gustó más y me alegra, sobre todo porque el equipo necesita sumar. Me dicen que le encantan las croquetas y que hace unos días, en la inauguración de la Peña de Ondarroa, dio buena cuenta de ellas. ¡Que alguien le encargue un par de docenas! A ver si por ahí…

Iñaki de Mujika