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El fútbol guipuzcoano elige presidente

El fútbol guipuzcoano vive, cómo no, en un grado de crispación que se concentra ahora en dos candidaturas que aspiran a presidir la Federación los próximos cuatro años. Juan Luis Larrea, actual presidente, opta por la reelección. Jaime Barriuso, máximo mandatario del Éibar, encabeza la plancha del cambio. Los votantes deberán decidir quién obtiene su confianza.


Gane quien gane, su victoria va a ser apretada y sabe que en frente quedará la mitad del fútbol territorial. Ejercicio poco fácil y panorama nada agradecido. Se discuten dos estilos que afectan al fútbol más joven. Los unos quieren seguir fieles al modelo diseñado por la Diputación que propugna una formación más o menos reglada. Los que apoyan la opción contraria estiman que la especialización y la competición deben comenzar antes, tal y como sucede en los territorios colindantes. Más o menos.

A Larrea le apoya Badiola. O si lo prefieren, la Real está con el actual presidente. Barriuso lidera un grupo con Éibar y Real Unión a la cabeza. División servida, porque los convenios no se han cumplido, porque los clubes no han recibido el dinero pactado en el acuerdo de las partes y porque el futuro no se atisba claro por ese camino.

Los dos creen que la victoria caerá de su lado, pero los dos saben que por un margen mínimo de votos. Cualquier ausencia, cualquier cambio de opinión de última hora puede decantar la balanza a un lado o al otro. No recuerdo tanta intensidad en los debates y declaraciones previas al paso por las urnas. Se movieron mucho las candidaturas para conseguir que los asambleístas fueran de su cuerda, cuando se elegían los miembros que decidirán y elegirán la plancha ganadora.

Iñaki de Mujika