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¡Messi, por tu padre no cambies…!

El día de Reyes me gasté casi 20 euros para comprar el Atco Madrid-Barça de Copa. Intuía espectáculo, porque los enfrentamientos de ambos conjuntos no pasan desapercibidos. Siempre pasa algo. El último duelo entre ambos, en la presente liga, concluyó con un 6-1 arrebatador. Los catalanes constituyen hoy un equipo de valor en alza, con muchos jugadores de cantera en sus filas y con aval de calidad para unas cuantas temporadas.

Las ausencias de Puyol, Eto’o, Xavi…anunciaban un Barça menor. En la teoría. Los rojiblancos, su técnico Aguirre, mandaron al Kun Agüero al solaz de la grada. Pero estaba Messi. Le han cambiado el look. Ha recortado su melena "de pobreza". Luce ahora un corte de pelo más moderno y acorde con su edad. Su fútbol, sin embargo, no sufre mutación. Explota por donde pasa.

El equipo juega bien y domina la teoría que su entrenador expone. La práctica, por eficaz, es elocuente. Al frente, como fuerza emergente aparece el argentino. Por la izquierda, por el centro, en velocidad, con los controles, conducciones, desmarques, apoyos, remate…Messi destaca. Saca de quicio a sus oponentes. Le lanzan patadas a los tobillos, pero ni le quitan la pelota, ni le tiran al suelo.

Los minutos pasan a velocidad de vértigo para quienes los disfrutan, pero se hacen eternos  para quienes los soportan. Messi marcó tres goles, uno de penalty, pero ofreció un recital de imaginación. Sentado en el sofá de casa, me llevé varias veces las manos a la cabeza. ¡De admiración!. En las circunstancias profesionales en las que me muevo no acostumbró a ver ni partidos, ni futbolistas de semejante altura.

Cuando Guardiola–¿dónde están los que en junio dudaban de sus capacidades?–optó por sustituirle, una grada, poco propensa a valorar el éexito ajeno, se levantó para aplaudir, como años antes lo hizo en el Bernabeu la del Madrid con Ronaldinho. "La pulguita" agradeció con los guantes puestos, aplaudiendo, el reconocimiento de los espectadores. Mis palmadas no se escuchaban en Madrid, pero también aplaudí. Verle jugar merece la pena. Espero que no se pierda como otros.¡ Por tu padre, no cambies!.

Iñaki de Mujika