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¡Móntate aquí y verás París…!

Quienes hacen cuentas valoran en 13 el número de triunfos que necesitamos en la segunda vuelta para conseguir el ascenso a Primera División. ¿Superstición?, ¿fetichismo?, ¿ansiedad por alcanzar la soñada meta?. Yo que sé. Lo único cierto es que después del encuentro de anoche, victoria incluida,  nos quedan 20 partidos decisivos que habrá que ganar la mayoría. Así de simple y así de exigente.


Cada jueves, cuando habla el técnico, sufro una especie de bajonazo. Valora al rival. Descubre toda su cotización al alza y nos anuncia dificultades. En esta ocasión a través de un equipo que no se comporta como canario, con fútbol poco especulativo. A la vez, avisó del estado del terreno y de la posibilidad de cambiar el rumbo habitual del juego, para hacer de la Real un conjunto con la directa metida buscando las referencias de arriba. ¡Matarile!. Dos puntas, porque los centrales no son muy altos.

Nueva dupla, Agirretxe-Abreu. Patada al uruguayo dentro del área. Penalti de libro que transforma impecablemente. El partido se pone de cara, pero llega lo de siempre y los de siempre. Que si una tarjeta, que si otra al mismo, que si a la calle cuando llevamos media hora. Melero llevaba pitados nueve partidos (6 victorias locales y tres empates). Anoche cambió la tendencia, pero a base de sufrir y aguantar lo que no está escrito.

Ayer me gustó el equipo en lo que me debía gustar: entrega y arrojo. Disciplina táctica con uno menos y esfuerzo físico hasta que ya no se podía más. Esta vez sí. El míster sacó a Mikel González y se terminó de reafirmar en el concepto que las circunstancias obligaban. Tres centrales, más pivote, más laterales. ¡Móntate aquí y verás París!. Tres puntos y buenas sensaciones, pese a que cara a la portería contraria estamos escasos.

Por lo demás, me parece bien lo que la Real ha hecho con Loren y Loren con la Real. El director deportivo renuncia a un contrato con blindaje protector y opción de indemnización. Fecha de caducidad propuesta, firmada y rubricada. Confianza en las dos partes, en tanto que los nuevos responsables apuestan por sus ideas y por la sinergia con el técnico. Ese maridaje entre los máximos responsables del área deportiva otorga un nivel de tranquilidad y esperanza.

Algo parecido debiera suceder con la composición futura de la plantilla. Necesitamos igualmente un equipo comprometido, futbolistas que sientan la camiseta que defienden. Preocupan los casos pendientes de resolución. Díaz de Cerio, Markel (expulsiones incluidas) y Castillo son jugadores realistas y deben seguir siéndolo en el futuro. No es fácil. A la obligación de un consejo que debe mirar hasta el último euro, se suma la lógica aspiración de cada futbolista por disponer del mejor futuro posible. Todas las partes están obligadas a entenderse, aunque sea a costa de un esfuerzo de rango superior.

Iñaki de Mujika