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“Ja estic cansat de tants empats”

Quienes conocen al entrenador del Girona, Raúl Agné, hablan bien de él como técnico. Incluso, Lillo piropeó su trabajo. Si es verdad que la cara del perro se parece al amo, los catalanes pueden presumir del hombre que les llevó al ascenso y de quien probablemente les mantenga en la categoría. Esta semana le seguí en sus declaraciones: "Ja estic cansat de tants empats" (Ya estoy cansado de tantos empates).


Busqué en la clasificación. ¡Catorce igualdades!. Le sigue el Rayo con trece y la Erreala, con doce. Profundicé más en los números, las matemáticas que no le gustan a nuestro preparador. Resulta que en cinco ocasiones ganábamos y nos remontaron. En dos, perdíamos y reaccionamos. A estos deben añadirse los cinco 0-0 que no cataron tanto en ninguna portería. Si seguimos por este camino, comprenderemos fácilmente que, de haber sido capaces de mantener dos de los triunfos agarrados por la mano, hoy sumaríamos cuatro puntos más y  todo nos olería mejor.

El objetivo, por tanto, era romper la racha. El partido no podía concluir con un resultado con sabor a casi nada. Agné dispuso un tribote, un trípode al revés, tapando caminos y dejando pasar los minutos. Lillo repitió equipo por tercera vez consecutiva. No podrá la cuarta. La racha de tres derrotas da paso a otra de victorias. El nuevo aire lo nota la grada y llena Anoeta, en domingo, con casi veinte mil espectadores deseosos de buenas noticias. La primera la protagonizó Aranburu, con la izquierda. Frente al Alicante su tanto solitario dejó tres puntos en el talego. Ayer abrió el camino y concedió, a quienes apostaban por él como autor del primer gol de la tarde, quince euros por uno jugado.

La otra buena noticia la firmó Sergio. Marcó ante Las Palmas en el debut liguero en una falta parecida a la de ayer. Ejercicio de habilidad y diseño prefabricado en el laboratorio. La pantalla diseñada cerró los ojos de Rafa Ponzo. Cuando los abrió el balón ya estaba dentro y el 2-0 en el marcador. Agné probó de su propia medicina. El gran estratega nos enseñó un póker de corners bien trazados y ejecutados. Pero cuando preparaba el doble cambio, le metieron el segundo y todo se le puso muy cuesta arriba.

Lo contrario en la feligresía guipuzcoana. El míster les ofreció nuevamente la versión Necati. Brillante en un pase a Marcos, pero otra vez romo ante el portal contrario. La gente se lo toma a guasa, entre el cariño y cierto punto de pitorreo. No sé cuándo va a marcar un gol que valga, no sé siquiera si lo va a marcar, pero, el día que eso pase, algo extraordinario y prodigioso sucederá en nuestras vidas. Mientras llega el momento, no nos cansamos de victorias.

Iñaki de Mujika