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¡Al borde de un ataque de nervios!

Huele a final que apesta. Las gradas se van despoblando (7.131 espectadores en Salamanca), la clasificación marca territorio, los despachos le dan vueltas al rulo para decidir y los futbolistas buscan fuerzas físicas y mentales para concluir dignamente. Preocupa más la Champions que la competición doméstica y las declaraciones aclaran el paisaje. Lillo sabe que no sigue y ya no es posible tirar más de la cuerda. Entre pitos y flautas, ayer se alinearon cinco futbolistas con número superior al "25". ¿Premonición?. ¿Tendencia?. Lo cierto es que la Real lo bordó, ganó con solvencia y mereció mayor premio


 

 

El parte de guerra previo al Helmántico incluyó entre los siniestrados a Mikel González, Elustondo, Díaz de Cerio, Aranburu, Dramé, Abreu, Carlos Martínez y Sergio. Lisiados, como para aguantar otro empellón, Markel Bergara y Xabi Prieto. Si añadimos un portero, saldría un equipo para competir. Con el resto, más la muchachada, el técnico puso en liza un once con el que consiguió una nueva exaltación de las aburridas matemáticas.

 

Cuando faltan cuatro jornadas, las cuentas siguen otorgando posibilidades, aunque ayer Markel sufriera un tirón en el isquio de su pierna izquierda, Bravo, en el triceps sural y Xabi Prieto padezca un bocadillo en el muslo de su pierna mala. Mucha factura. En medio, la nota destacada del debut de Javi Ros. El juvenil ofreció un temple impropio de sus diecisiete años y no desentonó para nada en medio de un alto tono general. No sé cómo vamos a terminar. Ni donde. Pero fuera de casa este equipo se muestra implacable.

 

Cambio de tercio. Superada la obligación de Salamanca, esta tarde me encuentro con la devoción de Gal. El Real Unión, con todo su beaterio txuribeltz, afronta el reto que lleva esperando desde que inició la temporada, porque el de hoy vuelve a ser "el partido del siglo". Ganar y eliminar al Cádiz es el objetivo. Si eso sucede, la gloria, el despendole y lo que se tercie. Este club lleva esperando cuarenta y cinco años un momento con el que poder disfrutar sin freno.

 

Convendrán ustedes que la trascendencia de la cita no puede dejar impasible a nadie. Ni a los que ansían el éxito, ni a quienes se regocijarán con el fracaso. ¡Hay gente para todo!. Como he vivido con intensidad ese tiempo de espera, me ilusiono ante la nueva oportunidad que se brinda. Por eso, a esta hora, después del reconfortante partido de ayer en tierras charras, estoy como un manojo de nervios, con el ataque a flor de piel y con las "valerianas" haciéndome compañía desde que se conoció el rival. ¡Como subamos no hay trajes para tanta manga!.

 

 

Iñaki de Mujika