El Tour de Francia 2010 dispone ya de trazado, fecha de salida y meta, configuración de las etapas, pavés, Alpes y Pirineos, una contrarreloj muy al final y dos Tourmalet para que no falte de nada. Sin anunciarlo dentro del programa. Christian Prudhomme, director general de la prueba, sabe perfectamente que detrás de todo esto anida un nuevo cuerpo a cuerpo entre Lance Armstrong y Alberto Contador.
La prueba comenzará en Rotterdam el 3 de julio y presenta más montaña que en la pasada edición y menos kilómetros contrarreloj, desapareciendo la crono por equipos
Todo apunta a que serán los Pirineos quienes dicten sentencia. Aparecen en la última semana y concentrarán allí la atención de los aficionados. Es obvio que el diseño apuesta claramente por el duelo del ejercicio anterior que enfrentará a dos corredores ¿compañeros? en el Astaná 2009 que dejarán de serlo. Todos conocemos que las relaciones entre Lance Armstrong y Alberto Contador no son las idóneas. De hecho, se separan. El americano soñaba con ganar la última edición, como si los galones y la jefatura de filas conllevaran una clasificación final que el madrileño de Pinto desarboló haciendo caso omiso a las directrices y decidiendo con sus fuerzas el resultado de la prueba.
No se lo perdonan. A lo largo del recorrido del pasado julio se fueron tejiendo los planes de futuro. El americano tira de su inseparable director Bruyneel y de los ciclistas que le siguen. Entre ellos, Haimar Zubeldia y Markel Irizar que se incorpora al nuevo proyecto llamado Radio Shack. A esta hora no se sabe si Astaná seguirá en el pelotón y si Contador será su jefe de filas. Nada se desvela.
En el acto de presentación, la organización niega que se haya hecho un Tour más a la medida de Contador que de sus rivales. "Si hay menos contrarreloj es para romper el guión de los últimos años", aseguró el director de competición, Jean-François Pecheux. Todos le miran y hacen su particular lectura. Contador se apresta a decir sin duda: "Mi principal rival será Andy Schleck" abriendo más la distancia con quienes apuestan por otro intento de Armstrong.
Pese a ello, el futuro es inescrutable. Lo único seguro es que el ciclista norteamericano cumplió hace un mes 38 años, en tanto que el último ganador del Tour no alcanza los 27 hasta el próximo diciembre. Esta realidad no la oculta nadie y obviarla se antoja atrevido. Los caminos de ambos no se cruzan, más bien se distancian.