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Guardiola rompe los esquemas

Pep Guardiola rompió a llorar lejos de su casa. En Abu Dabi, la lejana tierra de oriente, el Barça completó el panel de los éxitos. Nunca nadie consiguió tanto: Champions League, Liga, Copa del Rey, Supercopa de Europa, Supercopa de España y, ahora, el Mundial de Clubs. Seis competiciones, seis títulos. Es el techo, el límite máximo. Como mucho a partir de ahora habrá una entidad que lo iguale, pero será imposible superarlo. Es el éxito absoluto de un proyecto deportivo pensado y diseñado para ganar.

 

La teoría y el papel lo aguantan todo. Guardiola asumió el reto desde la corta experiencia del filial. Rijkaard le dejó una plantilla atolondrada, dormida, casi inerme. Al grupo le faltaba músculo y tensión. Con pocas variaciones en el colectivo, inició el trabajo hace año y medio. Los comienzos no fueron fáciles: derrota en Soria y empate en casa frente al Racing. Asomaron las dudas y sonaron altas las primeras voces que llegaban desde la moción de censura al presidente Laporta.

El técnico se protegió con un equipo en el que nada se deja a la improvisación. El laboratorio analiza con detenimiento todos y cada uno de los pasos que deben darse. Allí conviven técnicos, preparadores físisos, fisioterapeutas, psicólogos, analista. Todos trabajan para la misma causa. Los frutos llegan pronto, porque el equipo cuenta con el apoyo unánime de la gente que trabaja para ellos.

No hay dudas, ni en la preparación, ni en la forma de jugar, ni en las rotaciones, ni en la confianza a los jóvenes futbolistas canteranos. La línea esta trazada y el camino debe seguirse con absoluta fidelidad al plan previsto. Por encima de las individualidades está el colectivo. Lo entendieron casi todos los jugadores y los que creyeron que era diferente hoy no defienden la camiseta blaugrana. A pesar de ello, en la emocionada rueda de prensa de Abu Dabi, no quiso olvidarse de ellos: "Silvio (Sylvinho), Samuel (Eto’o), Alex (Hleb) y Guddi (Gudjohnsen). Quiero darles las gracias a todos"

El motor de esa máquina se llama Pepe Guardiola. En año y medio ha roto todos los esquemas. Un entrenador joven, dinámico, con respeto al balón y al espectáculo, práctico y paciente, ha devuelto con creces a la entidad todo lo que ésta le dio cuando era futbolista. Preferentemente, la oportunidad. Conoce mejor que nadie los entresijos de la casa y sabe que en La Masía están las bases sólidas de futuro. No es casualidad que tras el éxito, que cierra el ciclo de triunfos y conquistas, quisiera dedicar el triunfo al exdirectivo Evarist Murta, dimitido en julio de 2008 de la junta de Laporta, que fue quien realmente apostó por su contratación.

Al entrenador le acompaña la sencillez. En todo este tiempo, ni una mala palabra, ni un mal gesto. Los futbolistas están con él y le mantean tran cada éxito. El técnico alaba a los jugadores en cada esquina: La culpa corresponde al trabajo que unos y otros "como si fueran amateurs" son capaces de llevar a cabo cada mañana. "Ha sido muy grande conseguir lo que hemos conseguido. Felicito a los jugadores, pero hoy les tengo que dar la gracias por estos siete meses. La gente se lo ha pasado muy bien y esto también es mérito de la institución, y de que somos diferentes, porque llevamos Unicef en la camiseta, y que en lugar de cobrar, pagamos",

Iñaki de Mujika